Gilda Mantilla
Sin título
[Bandera]
1998
Fotografía iluminada, perlas de fantasía, óleo sobre tela /
/ 140 x 97 cm
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
MELANCOLÍA PATRIA
GUSTAVO BUNTINX
Nuestra pieza de este mes ofrece un correlato sesgado a la exposición Ejército rosa que MICROMUSEO inaugura el 07 de julio en la Sala Luis Miró Quesada Garland de la municipalidad del distrito limeño de Miraflores. Aunque no existen en esta tela de Gilda Mantilla (Los Ángeles, 1967) las referencias marciales necesarias para su inclusión en la muestra, hay en él un vago aire de familia con el sentido mayor de lo allí reunido.
También, claro, varias marcas de diferencia. Principal entre ellas la de la melancolía: se trata de una obra culminante para las inquietudes que asociaron la madurez temprana de esta artífice con una sensibilidad anticuada de bazar-de-barrio. Como aquel añorado Bambi cuya quiebra arruinó a su familia pero legó a Mantilla el imaginario de rutilantes restos y saldos con los que reconfigura una identidad desvanecida. De fantasía.
Sexual e indumentaria. En 1998, confrontada por una crisis emocional, Mantilla pinta sus sentimientos, su sentimentalismo casi, en un sutil juego de travestismos, técnicos e icónicos. También patrios: son significativamente blanca y roja las faldas que al flamear dan cuerpo a la pareja en una antigua fotografía iluminada donde se retratan tan sólo sus rostros así emblanquecidos. Identificaciones nacionales, raciales, personales, entrecruzan sus conflictos irresueltos para dar expresión libidinal a una corrosión distinta, una perturbación otra.
Una desazón íntima, fetichista de varias maneras. Los vestidos provienen de patrones anticuados de modas. Y hay un repertorio zodiacal implícito en las doce (doce) gemas diversas que se alínean bajo los zapatos deliciosamente plasmados con cursilería pueril. El incitante brillo de esas cuerinas pintadas rima con el fulgor barato de las auténticas perlas falsas que rodean la imagen conyugal. Las orejas levitantes hacia uno y otro lado de aquel bromuro parecieran provenir de ciertas alegorías religiosas, pero esparcen también una sensación de mutilaciones genitales.
Una sugerencia ominosa, acentuada por la turbiedad del fondo obscurecido que hace de la composición un escenario para identidades rotas y zurcidas por retazos. Una bandera doméstica. Castrada y recompuesta.
Atención a la elocuencia incisiva así lograda por una imagen que además se ubica entre las primeras interpretaciones explicitas del travestismo en las artes plásticas peruanas. Otra de las razones por las que esta pieza tuvo presencia destacada en una de nuestras rutas anteriores, la exposición Alteridades: el travestismo en las rutas de MICROMUSEO, realizada en nuestro PARADERO HABANA en abril del 2008.
(Este texto recoge frases publicadas en dos otros textos del mismo autor:
Emergencia artística. Arte crítico 1998 – 1999. Lima: MICROMUSEO, 1999
Lo impuro y lo contaminado: retornos críticos de la pintura [1997 – 2002]
Lima: Centro Cultural de España, 2002)