Gonzalo García Callegari
Escudo
(de la serie Peruanismos)
2012
Offset sobre plancha de metal / 50 x 50 cm
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
MARCA PERÚ
GUSTAVO BUNTINX
La revolución capitalista de los últimos años impone al Perú las transformaciones estructurales más importantes de su vida republicana. Una acumulación impresionante de cambios cuantitativos que dan ya el salto dialéctico hacia la modificación cualitativa del ser social y de la conciencia. Del ethos nacional mismo.
Síntoma festivo de todo ello es la recuperación vital, popular, de nombres y emblemas patrios antes fatigados por el ceremonial burocrático. Transiciones que amagan incluso a las subculturas contestatarias del arte, donde antaño la representación heráldica era somatizada desde la irrisión o el (melo)drama. O incluso desde las frotaciones pasionales ofrecidas por el inquietante video de Moico Yaker que hace poco más de un año fuera también nuestra PIEZA DEL MES.
A esos trances pareciera aludir el escudo ambivalente de Gonzalo García Callegari. No una iconización estática —de cualquier signo— sino el señalamiento de su condición mutable.
Un escudo liminar: al despliegue luminoso de los símbolos en su esplendor (hasta los laureles fructifican) el artífice opone, en toda la mitad siniestra, la ruina alegórica de esos mismos elementos. Oros carcomidos, vicuñas esqueléticas, palmas marchitas. Y una corona cívica cuyo flanco se deshace en encinas descompuestas, excrementicias casi.
Las promesas eclipsadas de la vida peruana. Ese país de abandonos y despojos que habita aún nuestras memorias. Y en demasiados casos todavía nuestras vivencias. ¿Residuales?
El pasado que ansío dejar, explica Callegari. Y al costado, el presente que se inicia, el futuro al que se aspira. Un devenir tan esperanzado y fáctico como sin embargo incierto. El programa iconográfico de esta obra impone la lectura lineal —izquierda, derecha— de una secuencia progresiva, progresista. Pero en el inconsciente de la imagen asoma el fantasma de lo otro que asedia a nuestra prosperidad reciente: la reversibilidad de la historia.
Esta celebración icónica es también un memento mori.
(Texto publicado como acompañamiento
de la edición de la obra,
comisionada por la empresa StudioA)