ROSTROS EN BUSCA DE NOMBRES
Los Calaveras y la bohemia señorial cuzqueña en la fotografía temprana de Figueroa Aznar
2021
Video / 30:32'
Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio")
Gustavo Buntinx
Rostros en busca de nombres /
/ Los Calaveras y la bohemia señorial cuzqueña
en la fotografía temprana de Juan Manuel Figueroa Aznar
(1903 – 1908)
2021
Video / 30:32′
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
“Este video no es un video.
No es una obra de arte.
No es un documental.
No es un ensayo académico.
No es un esparcimiento.
No hay en este video efectos visuales o narración oral.
Su interés se juega tan sólo en la lectura.
De imágenes y de textos.
Este video es apenas un llamado.
O una provocación.
Una evocación aquí alentada para propiciar el rescate de la memoria colectiva
a través de sus identidades individuales y específicas.
Las de una época semiolvidada.
Los terremotos
—de la tierra y de la historia—
han hecho de la memoria del Cuzco señorial de principios del siglo XX
un paisaje en ruinas.
Un paisaje de ruinas. Con cuyos escombros, sin embargo,
es todavía posible fantasear alguna reconstrucción imaginaria.
La de los archivos fotográficos de esas primeras dos décadas.
Casi todos perdidos como unidad orgánica,
pero con fragmentos supérstites, aunque dispersos,
en álbumes familiares, en desvanes olvidados, en costales de desechos…
Y en algunas colecciones que lenta, casi aleatoriamente,
se van formando con lo rescatable de esos despojos.
El archivo Martín Chambi es una excepción posterior y magnífica.
Un resguardo inapreciable para una parte esencial de lo producido a partir de 1920,
año en el que ese autor instala su genio artístico en la ciudad del Cuzco.
Con anterioridad a ese arribo, sin embargo,
se había consolidado allí una tradición fotográfica compleja
que hoy atisbamos sólo de manera parcial,
gracias sobre todo al rescate azaroso de sus fragmentos.
Los relaves, casi, de un orden social y cultural largo tiempo erosionado.
Entre los esfuerzos casi heroicos por lograr ese salvataje
destacan los de las colecciones Benavente y Lambarri, los de la Fototeca Andina
y el Archivo de Arte Juan Manuel Figueroa Aznar.
Esta presentación se detiene en apenas unas pocas imágenes de ese acervo último
para proponer la reconstrucción colectiva de una historia hoy marginal,
pero en su momento incisiva.
La de cierta bohemia señorial cuzqueña
que en la primera década del siglo XX se energiza,
se reconfigura, se permea.
Se reinventa, entrelazando las vocaciones europeizantes del siglo XIX
con atisbos anunciadores de la revolución cultural que en el Cuzco culminaría,
una generación después, durante la década de 1920.
Una presencia esencial para esas transfiguraciones sería Juan Manuel Figueroa Aznar.
A la comprensión de esa singularidad apuntan estas incitaciones”.
(Gustavo Buntinx)
(Transcripción del “previo”
[palabras preliminares]
inserto en el propio video)
Créditos
Esta publicación provisoria socializa algunas de las fotografías e interrogantes surgidas de una investigación mayor en curso, realizada por Gustavo Buntinx con la colaboración del Archivo de Arte Juan Manuel Figueroa Aznar. La información detallada de las tomas será proporcionada en una versión posterior de este trabajo. Los derechos de reproducción de imágenes y textos se encuentran reservados por los respectivos autores y sus herederos (© 2011 – 2021).
Ciertos aspectos de lo que aquí se esboza se encuentran desarrollados en el ensayo: Gustavo Buntinx. “‘Coloquio de Sacsayhuaman’: Juan Manuel Figueroa Aznar y el avatar inkaico en el travestismo cultural cuzqueño”. En: Ramón Mujica (ed.). Forjando la nación peruana. El incaísmo y los idearios políticos de la República. Lima: Fondo Editorial del Banco de Crédito del Perú, 2021. Ese volumen se encuentra disponible como descarga gratuita aquí.
(AGRADECIMIENTO ESPECIAL A SUSANA TORRES POR COMPARTIR SUS CRITERIOS DE IDENTIFICACIÓN FISONÓMICA, AQUÍ EN GENERAL RESPETADOS. AUNQUE NO SIEMPRE).
Nota ortográfica
Por criterios rigurosamente históricos, en todos los textos aquí publicados el nombre “Cuzco” y los adjetivos derivados están escritos deliberadamente con la letra “z”, respetando la grafía de la época.