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ANTONIO

Jaime Miranda Bambarén
(Monumento Films)


2018

Video / 15:47'

Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio")

Jaime Miranda Bambarén
(Monumento Films)
Antonio
2018
Video / 15:47′
Cámara: Juan Manuel Olivera
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
Derechos reservados (Copyright):
Jaime Miranda Bambarén
Transparencia (Disclosure):
este video entrelaza ficciones y datos reales
(this video interweaves fiction and fact)

ESPAÑOL

[For the English version, scroll downwards]

Fragmentos del conmovedor testimonio de vida del escultor peruano Antonio Pareja Sulca,
recogido y editado por el también artífice Jaime Miranda Bambarén.

A continuación la transcripción completa:

El hombre puede ser destruido,
pero no derrotado.

Ernest Hemingway

Yo me llamo, Antonio Pareja Sulca.
Nací en 1945 en Huancarucma.
Yo soy escultor.
Tengo ocho hijos.
Tengo treinta nietos.
Bisnietos cuatro.

Viajé hacia Ica en 1957.
Y ahí he visto, pues, perros, parecen burros. Perros grandes, peludos.
Ahí están las vicuñas. Las vicuñas están ordenadito, así, como en el ejército.

Y después, más acasito hay, Racachujandra, le llaman, dice que hay una mujer, que está piernas abiertas, el cerro.

Y ahí tenemos que tirar piedra. Y, entonces, si la piedra queda, entonces, nosotros nos quedamos, según, en la ciudad.

Si la piedra regresa, entonces, no quedamos, regresamos a nuestra tierra. Ya ahí ves recién yo veo carro, porque pues carro nunca había visto.

Mi abuelo es el que me recomendaba. Cuando veníamos caminando por Otare, toda esa caminata de siete días, ahí es que mi abuelo me decía… inclusive yo me llamaba, ese tiempo, mi nombre era, este…, no Antonio, sino que para traerme para la ciudad, mi papá me cambia el nombre a Antonio, porque mi nombre era Epifanio. Así que me cambia el nombre y de ahí yo soy, Antonio Pareja. Y ahí fue que mi abuelo me decía, mira, este…, me decía, “Epicha” en quechua, me decía, “Epicha, ¿sabes qué? Yo, nosotros, no te damos educación, no sabes leer, y nosotros somos pobres, nosotros no sabemos nada igual, entonces nosotros queremos que, cuando seas grande, no queremos que seas asi igual que nosotros, sino que, nosotros queremos que vuelvas otra gente. Y siempre para el pueblo hacer algo”. Entonces, ése fue para mí, recomendación de mi abuelo. Ése es lo que yo pienso y hago. Por que yo cumplo con el encargo de mi abuelo.

Ese tiempo yo tenía sólo 18 años. Y a mi me nombran para entrenar a treinta soldados. ¿Por qué? Porque yo tenía dos idiomas. Y por ahí es que ellos me entendían. Y qué bien, todo yo les hablaba en quechua: [habla en quechua]. Y entonces, en castellano me decía: “yo todo lo que me enseñas yo voy a aprender, no me maltratres, yo voy a hacer”. Y dicho y hecho que, hablé en quechua, pucha que ellos hacían maniobras tranquilos, hacían. ‘ta que, pucha que eran como leones. ¿Por qué? Porque yo creo que yo soy el único de Ayacucho, Huancarucma. Pareja, pe’.

A mis amigos les digo, a los soldados les digo, “oye, nosotros no vamos como a otro país”. Y por qué, porque estaba zapateando, pues no. Les dije: “éste no es buque ni avión”. Entonces, “creo que, nos han engañado”. “¿Qué…?” “Qué, veinte, treinta, dólares, qué cosa, adónde vas a pagar, no. Me parece que estamos yendo pa’ Cerro de Pasco, para La Oroya”.

Ese tiempo yo tenía 18 años cuando yo llego a Jauja y habían ya dos soldados muertos, en una camioneta, todo masacrado. Y ahí recién yo me doy cuenta que el país estaba en problemas. Tampoco nosotros no sabíamos porque nosotros estábamos en el cuartel. Y ahí, entonces, el teniente Yáñez, yo me acuerdo, dice: “hasta hoy día nomás yo soy teniente, yo soy tu hermano, tú eres mi hermano, tú me cuidas, tú eres mi vista”. Y ahí dejó de ser teniente.

Entramos ya a luchar al campo. Entonces por eso dije, ah, entonces, ya dije, ya pues, ya nos ha dicho y entonces yo agarré, yo saqué de la cacerina una bala, del FAL, y saqué la bala y he vaciado a mi café… el… a mi café, la pólvora. Me lo tomé con el teniente, y así comenzamos para salir al campo.

“¡Soldado, Antonio Pareja Sulca, usted me entrega esos soldados como tigre!”
El río, el río llevaba la gente, la cabeza de gente llevaba, parece pelota.
Yo, para siquiera, para contar la historia, pucha que yo tenía que vivir y por eso que yo tenía que cuidarme, pues.
Así, pues dormía pues así, en los árboles.
Entonces, el cojudo, pues, el cojudo es el que muere pues.
La guerra avisada no mata gente.

Y pucha que, el clavo del zapato me hizo hueco el talón. Yo estuve cojo. Ahí nos da, mi teniente nos da vuelta, este…,zapato, zapato nuevecito, ah. Zapato nuevecito. Pucha que la lluvia ¡zapato nuevecito se acabó! Un solo día.

Ése es el ejército, pucha que he servido al ejército.

Cuando nosotros estamos esposados con Lobatón, el radio habla, diciendo que a Lobatón lo han matado en un puente, lo han volado con granada. Eso es falso. Porque si yo con Lobatón estuve durmiendo esposado con él. Ahí es que él me dice: “mira, ¿a quién puedes creer, al radio o al gringo, a quién puedes creer? ¿Tú tienes vaca? ¿Tú tienes hacienda?”.

Yo le digo, “no, no tengo”.

“¿Entonces, tú por quién luchas? ¿Para qué? Tú eres mandado. Tú proteges a los gringos”.

Entonces yo dije: ”bueno yo cumplo unas órdenes, pero que también estoy sirviendo a la Patria”. Y él pensaba que yo lo iba a soltar, qué pensaría pero, no… nosotros seguimos, así esposados, hasta que venga la patrulla. En ese, ya revelamos [relevamos], ya el otro estaba ya con la mano vuelta esposado y en eso llega, en eso llega el General Velasco, con helicóptero, y nosotros le…, y cuando llega baja y dice: “Oye Negro, ¿qué haces? ¿qué has hecho?”. Y le dice, “pucha que yo, ah, General, yo tenía que…, yo tengo que luchar, tengo que, por el país”, le dijo. Y, pucha, que saca una cajetilla de cigarillos, Velasco, y le entrega a Lobatón y ahí mismo abre y fuman el cigarro. Y de ahí se lo llevó en helicóptero, a Lobatón, a los dos.

Yo he cumplido. Eh, a mí, me han calumniado también, que yo era terrorista. Yo no he sido terrorista. Me dijeron que yo estuve enseñando. Mentira, eso también. Y, pero, esos patas ya se escaparon, se murieron, ellos mismos. Y, carajo, yo carajo, andaba así, escondido por las puras. Me han calumniado.

Y esta entrevista, de ustedes, muy buena, así tiene que ser. Carajo, tienen que hablar, tienen que decir. Antes que se mueran, pe.

Lo que se sufrió en el 70, 80, ésa era un tremendo…

La gente ya no quería vivir ya en la provincia. Toditos se vinieron a Lima.

Cuando yo llego, llegué, un desierto y estaban vendiendo terreno a ciento cincuenta soles, trescientos metros.

No había camino. Camino hemos hecho nosotros a pulso, con lampa, con pico, con el invasor, Chamorro.

Con mis esculturas fundé San Benito. Por mis esculturas vinieron mucha gente. Ahora San Benito es, una, ya se va a formar una ciudad.

El trabajo del escultor es, es una educación, disciplinado. En otros pueblos, hay pandillaje, venden drogas… En San Benito, ¡no!

Entonces, sí, yo tengo, yo tengo deber de ayudar algo. Y por lo menos pa’ dejar algo cuando mañana más tarde no hay, no estoy, ya algo tengo que dejar, siquiera una huella ahí.

Yo pensé… vine de la fiesta de la plaza, vine al río abajo para descansar. Abajo, y veo el cerro pue y dije, pucha que acá voy a hacer una escultura. La entrada, ésa es la entrada pue. Entrada, y veo el cerro, acá voy a hacer a San Marcos de mi pueblo. Entonces, regresé, junté mi, me presté plata del banco.

Mira, yo para tallar, pucha que, acá tengo que plantar así, varias cosas. He tallado cerca de dos meses. Esa escultura me cuesta nueve mil dólares. En ese cerro está mi plata.

En la escultura puedes mandar mensajes. En la escultura puedes ser. En la escultura puedes criticar.

Este, me voy a Pisco a una hacienda. No había, el hostal estaba lleno. Dormimos en la calle, en una vereda. Pasa un señor a las tres de la mañana. Pasa rápido y yo digo: “señor venga, venga, por qué se corre, yo no soy ratero, yo soy como usted pobre también”, le digo. Entonces, me entendió, regresó y me dice: “sabes qué, acá hay hacienda, ¿conoces?”. “Sí,” “¿Qué buscas?”. ”Estoy buscando tronco”.“Tronco no hay”. En eso me dice: “Ah ya, sí, sí hay tronco, pero tremendo tronco”.

Yo he descubierto ese árbol, he andado tres semanas. Es el único árbol que encontré, cuatrocientos años. Ahí está pues el tronco. Ése encontramos, pucha que, ya ése. ¿Y, por qué lo cortaron al árbol? Tremendo, y cuando pasaba la gente por ahí, dice que, no podían pasar. Había sombra, y los duendes salían pues ahí de los árboles. Como es tremendo, pues. Entonces, por eso que lo, el duende, he…, tenían miedo, no pasaba la gente, lo tumbaron.

Encantado, pe’. El árbol es encantado. Porque cuántos años tiene, pucha que ése pues quien habrá sembrado pue’. Ese árbol lo he traido para acá. Entonces ése es el duende, pero yo, yo mismo no he visto.

Ese árbol casi mata, este’… un trabajador mío y casi me mata a mí.
Ése, ése, árbol, ese tronco, ‘cha que tiene historia.
Ésta es la historia de cuatrocientos años.

Yo caminé desde Huancarucma con mi abuelo hacia Ica.
Ahora, a la edad de 74 años, quiero regresar por el mismo camino, a Huancarucma.

 


ENGLISH

[Para la versión española, ir al inicio de este post]

Excerpts from the moving life testimony of the Peruvian sculptor Antonio Pareja Sulca,
collected and edited by fellow artificer Jaime Miranda Bambarén.

What follows is the full transcript:

A man can be destroyed,
but not defeated

 Ernest Hemingway

My name is Antonio Pareja Sulca.
I was born in Huancarucma in 1945.
I am a sculptor.
I have eight children.
I have thirty grandchildren.
Four great grandchildren.

I travelled to Ica in 1957.
And I have seen dogs there. Big dogs, hairy ones.
And there are vicuñas there too. The vicuñas are all standing in order, like in the army.

Also, closer to where we are, in Racachujandra they call it, they say there is a woman with her legs spread open, it is the mountain. That is where we have to throw rocks at. And if the rock stays there, then we stay in the city.

If the rock rebounds, then we won’t stay in the city, we will go back to our land.

See, there I saw cars for the first time, I had never seen them before.

Mi grandfather gave me advice. When we were walking around Otare, my grandfather talked to me all through that seven-day hike, that’s where my grandfather told me…. I wasn’t called Antonio then, because in order to bring me to the city my father changed my name to Antonio, because my name was actually Epifanio. He changed my name then and I became Antonio Pareja.

And there it was that my grandfather told me, “Look, Epicha”, he would say in Quechua: “Epicha, you know what? I, we can’t give you an education, you can’t read, and we are poor, we don’t know nothing either, so we want that when you grow up, we don’t want you to be like us, we want you to be different, and always doing something for our community”. So that was his recommendation. And that is what I think and do. Because I am following my grandfather’s admonitions.

I was only 18 years old back then. And I was put in charge of the training of thirty soldiers. Why? Because I spoke two languages. And that’s why they could understand me. And I would tell them everything in Quechua: [speaks in Quechua]. And I would say in Spanish: “everything that you teach me I will learn, don’t mistreat me, I will do it”. And so it was, I would give them directions in Quechua, and they did their exercises with no complaints, they did. Fuck, they were like lions. Why? Because I believe I am the only one from Ayacucho, Huancarucma. Pareja, no less.

I told my friends, the soldiers, “Hey, we are not going to another country”. And because they were complaining, I told them: “This is not a boat nor a plane”. So, “I think they have fooled us”. “What…?” “Only twenty or thirty dollars? Where are you going to pay that? I think we are going to Cerro de Pasco or La Oroya”.

I was 18 years old when I got to Jauja and there were already two dead soldiers on a truck, all blown up. That’s when I realized the country was in trouble. We were not aware because we were at the army base. And then the lieutenant said to me, I remember, he said: “I am a lieutenant only until today. I am your brother, you are my brother. You watch over me, you are my eyes”. And he stopped being the lieutenant.

We then went to fight in the countryside. So I said, ok, we have been told, and I took a bullet from my rifle, I took the bullet out and poured the gunpowder from the bullet into my coffee. I drank it with my lieutenant, and that is how we went into the countryside.

“Private Antonio Pareja Sulca, you transform those soldiers into tigers for me!”.

The river, the river flew with people, people’s heads; they looked like footballs.
I had to take care of myself, fuck, even if it was only to tell the story I had to live.
So I would sleep on the trees.
The idiot is the one that gets killed, the idiot.
Forewarned is forearmed

So, fuck, my shoe’s nail pierced my heel. I had a limp. Our lieutenant gave us new shoes, brand-new. But the rain, fuck, ruined the brand-new shoes. In a single day.

That’s the army, fuck, have I served the army.

I was handcuffed to Lobatón [the guerrilla leader], when the radio said Lobatón had been killed on a bridge, with a grenade. That’s a lie, because I have been sleeping handcuffed to Lobatón. So, he says: “See? Who are you going to believe? The gringo, or the radio, who can you believe in? Do you have a cow? A farm?”

“No”, I answered, “I don’t”.

“So, who are you fighting for? For what? You are a pawn. You protect the gringos”.

Then I said: “Well I am following orders, but I am also serving the Fatherland”. And he thought I was going to let him go, or something, but no… We stayed handcuffed to each other until the patrol came. When our replacements came, he was handcuffed still, and General Velasco came on a helicopter and he said: “Hey Negro, what are you doing? What have you done?”. And he answered: “Fuck, General, I had to do it, I have to fight, I have to, for my country”. That is what he said, so Velasco took out a pack of cigarettes, gave one to Lobatón, they smoked, and then the helicopter flew both of them away.

I’ve done my part. People have lied about me saying I am a terrorist. I have not been a terrorist. They said I had been training them. Also a lie.

But those guys ran away, they died, those same ones. And, shit, I had been hiding for no reason. They lied about me.

And this interview you’re making is very good, that’s the way it has to be. Shit, they gotta talk, they have to tell their story before they die.

There was a lot of suffering in the 70’s and 80’s, it was tremendous…

People did not want to live in the provinces any longer. They all came to Lima.

When I got here, they were selling three hundred square meters of land for 150 soles [40 dollars]. There was no road. We have made the road with our own hands, with spades, with the help of Chamorro, the invader.

I founded San Benito with my sculptures. A lot of people came because of my sculptures. Now San Benito is a city, or it’s about to become a city.

The sculptor’s work is a very disciplined one. It is an education. Other towns have gangs, drug dealing… But in San Benito, no!

So, I have a duty, I must help somehow. I should at least leave something behind, so when I am gone, I must leave a mark there, or something.

I was thinking… I had left the festivities at my village’s main square; I went down to the river to rest. Down there, I looked at the mountain and said to myself: “Fuck, I’ll make a sculpture here”. The entrance, that is the village’s entrance. The entrance, and I then look at the mountain and I think I’ll make my Saint Mark here, my town’s patron saint here. So, I went back to Lima, gathered my money, and borrowed some more from the bank.

Look, in order to sculpt, fuck, I must leave many things unattended. I have been working close to two months on this. That sculpture cost me nine thousand dollars. My money is in that mountain.

You can send a message with a sculpture. You can be something through a sculpture. You can criticize something with a sculpture.

I went to a plantation in Pisco. The hotel was full, so we slept on the street, on a sidewalk. A man passed by at three in the morning, and he passed by very fast, so I told him: “Hey sir, come here, why are you running away? I am not a thief, I am like you, just a poor person”. So, he understood me. and he came back to me and said: “You know there is a plantation here”. “I do”. “What are you looking for?” “I am looking for tree trunks”. “There are no tree trunks here”, he said, but then he turned around and added: “Oh yeah, actually there is one there, but it is huge”.

I discovered that tree, after wandering around for three weeks. It is the only tree I could find, four hundred years old. There it was, the trunk. Fuck, that is the one we found. Why did they cut it down? It was huge and people used to say they couldn’t pass by it. There was a big shadow, and leprechauns would come out of it. Because it was so huge. And because people were afraid of the leprechauns, they cut it down.

It’s haunted, the tree is haunted. Since it is so old, fuck, who knows who could have planted it, it has attracted the leprechauns. Although I have not seen them myself.

That tree almost killed one of my workers and it almost killed me as well.
That tree, that trunk, fuck, it has some history.
Four hundred years of history.

I walked from Huancarucma to Ica with my grandfather. Now that I am 74 I want to walk back the same road.

To Huancarucma.

 

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