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CIRCO ROSSINI

Miguel Ángel Rossini



PARADERO REAL FELIPE
Centro Histórico / El Callao - Perú

EXPOSICIÓN (Curaduría: Gustavo Buntinx)

187

17 de octubre
20 de diciembre
2015

CIRCO ROSSINI<br><span class='versal'>Tres pistas</span><br>(Sinopsis curatorial)<br>Gustavo Buntinx


Gustavo Buntinx

CIRCO ROSSINI
Tres pistas

(Sinopsis curatorial)


Miguel Ángel Rossini cabalgando una llama
ca. 2000
(Fotografía anónima)

– I –

Miguel Ángel Rossini (Lima, 1930 – El Callao, 2007)
vivió todos los trances del arte terminal del mármol convertido en lápida.
Su taller, frente al cementerio de El Callao,
se convirtió en restaurante antes de ser expulsado
por la modernización edil de ese entorno.
Y su trabajo fue derivando hacia la materialidad
más elemental del cemento.

Una devaluación técnica
que, sin embargo, le serviría también para plasmar un arte popular nuevo
que conoció su madurez
durante la República de Weimar Peruana (1980 – 1992).
Hacia el final de ese periodo
sus extravíos formales supieron atraer el comentario irónico
—pero también afectivo—
de algunas sensibilidades sofisticadas,
como las de los hermanos Jaime y Juan Enrique Bedoya.

Antes de caer en el olvido que esta muestra intenta revocar.

Juan Enrique Bedoya
Retrato del artífice Miguel Ángel Rossini
1991
Fotografía repintada e incorporada
a marco de Miguel Ángel Rossini
(pintura sobre cemento moldeado con alma de fierro)
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
(Donación de Juan Enrique Bedoya)
(Fotografía: Gustavo Buntinx)

– II –

Las obras aquí reunidas se ofrecen no como una exposición
sino como una urgencia:
la del rescate siempre esencial,
pero cada vez más ignorado,
de la pulsión expresiva en toda aquella producción simbólica
que nos negamos a llamar arte.
Su sentido otro, su otra belleza.

Su esteticismo incluso. Quizá heroico:
hay una angustia vaga por lo sublime
en la hiperdecoratividad de algunas de estas expansiones.
En sus desproporciones monumentales,
en la banalidad aparente de sus abigarramientos.

Todo lo excéntrico que hace de tales manifestaciones marginales
una marca de autenticidad delirante.
Con insinuaciones casi míticas:
sirenas estigmatizadas;
una joven Susy Díaz confundida en Venus.
O la figura acaso sacerdotal de un veterinario
conduciendo a su última morada a un perro vivo,
mientras Felipe Pinglo entona un vals casi cadavérico
y africanos “salvajes” acechan con la sensualidad de sus armas.
  

Miguel Ángel Rossini
(con intervenciones posteriores de Juan Enrique Bedolla y Rocío Rodrigo)
Luis Felipe Pinglo
ca. 1980 – 1991
Pintura sobre cemento moldeado con alma de fierro,
madera tallada y pintada
(la base y las intervenciones pictóricas son elementos añadidos
por Juan Enrique Bedoya y Rocío Rodrigo)
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
(Donación de Juan Enrique Bedoya)
(Fotografías: Inon Sani)
Miguel Ángel Rossini
Africanos
ca. 1980 – 1991
Pintura sobre cemento moldeado con alma de fierro
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
(Fotografías: Ana María MacCarthy)

Los restos del hechizante “Circo Rossini”
así concebido y denominado por su autor como compensación imaginaria
por una vida de labores eternas y pocos reconocimientos.
Hay cierta ironía en el hecho que Rossini
ponderara siempre la necesidad de crear obras sólidas,
pesadas, contundentes.
A contrapelo de una sociedad y una época
en la que todo tendía al abandono, al desgano, a la ruina:
sus fantasiosas mesas estaban también concebidas

como cobertura y refugio doméstico ante la eventualidad de un terremoto.
O de un coche-bomba.

Miguel Ángel Rossini
Circo
ca. 1980 – 1991
Mesa: mosaico de fragmentos de mármol y piedra
en soporte de cemento
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
(Fotografía: Inon Sani)

El deterioro, sin embargo,
alcanzaría también a estos volúmenes impresionantes.
Y les otorga ahora, incluso a los más festivos,
una inquietante proyección alegórica.

Y una denuncia involuntaria sobre nuestros tiempos.
Pan o circo.
 

Miguel Ángel Rossini
Susy Díaz
(verso y reverso)
ca. 1985 – 1995
Pintura sobre cemento moldeado con alma de fierro
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
(Fotografías: Inon Sani)

Miguel Ángel Rossini
Susy Díaz
ca. 1985 – 1995
Pintura sobre cemento moldeado con alma de fierro
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
(Fotografías: Ana María MacCarthy)


Miguel Ángel Rossini
Conjunto escultórico para el cementerio de canes
de Pachacámac
ca. 1980 – 1991
Pintura sobre cemento moldeado con alma de fierro
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
(Fotografías de la obra completa: Sonia Cunliffe
Fotografía de detalle: Susana Torres)

– III –

El 8 de diciembre de 1987
un accidente de aviación ahogó en el mar
a casi todos los integrantes del equipo de Alianza Lima.
Y se hundió también con ellos
parte de la poca esperanza y alegría que en el Perú quedaban
durante esos años terribles.

En 1991 se le comisionó a Rossini
el monumento conmemorativo de la tragedia.

Hoy luce vandalizado y despojado
en algunos de sus elementos más simbólicos.
Algunos de los rostros de las víctimas
han sido mutilados.
Y todos ellos se ven desdibujados
por la impuesta pintura negra que los opaca.

Una mancha de maltrato y olvido
que esta exposición propone limpiar.



Miguel Ángel Rossini
Monumento a los futbolistas caídos del Club Alianza Lima
en su condición actual de deterioro
1991 – 2015
Cemento moldeado
con alma de fierro
Ubicado entre las avenidas Manco Cápac y México del distrito de La Victoria, Lima
(Fotografías: Daniel Cassinelli, 2015)

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