CAMPAÑA ESCOLAR
Honor al mérito
CENTRO CULTURAL PERUANO BRITÁNICO
San Martín de Porres / Lima – Perú
EXPOSICIÓN (Curaduría: Susana Torres)
22 de marzo
28 de abril
2007
CAMPAÑA ESCOLAR<br>(Testimonio)<br>Susana Torres
Susana Torres
CAMPAÑA ESCOLAR
(Testimonio)
Susana Torres
Tarea
(De la serie Honor al mérito)
2005
Serigrafía sobre diploma escolar recortado y montado sobre cartulina
Plaza del pueblo de Catac, al extremo sur del Callejón de Huaylas. Casi cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar. Un niño de diez años me confía que de grande será abogado.
No puedo dejar de observarlo, mimetizado con el olvido y la humildad de la zona. Se me encoge el corazón. Su meta es tan increíble. Pero él insiste, me cuenta que es buen estudiante. Y como prueba, dice, tiene un diploma.
Cómo atreverme a desilusionarlo. Un pedazo de cartón. Nada más relativo para eso que llaman educación nacional. La falta de infraestructura verdadera es un detalle menor ante tantas otras carencias más importantes: personal capacitado, proyecto crítico, vocación de cambio. Y apoyo económico, social, familiar.
Aprender se ha convertido en una lucha. Estudiar es una gran batalla. La educación nacional está en guerra. Una conflagración sin vencedores, sólo víctimas: los estudiantes como “carne de cañón”.
Generaciones desperdiciadas, desarmadas de estímulo para potenciar sus habilidades en una sociedad que desprecia la meritocracia, la democracia. Ante la ausencia de reconocimientos y enseñanzas muchos optan por sus simulacros: la marcialización del alumnado termina sustituyendo la didáctica de valores. Niños uniformados, cual soldaditos de plomo, aprendiendo modales y protocolos autoritarios, en lugar de conocimientos vitales sobre su (nuestro) entorno. Nuestra (su) identidad y cultura. Alumnos brillantes perdidos entre rituales grandilocuentes y vacíos.
Vivimos en una eterna campaña escolar. Una gesta entre útiles escolares. El diploma es probablemente su expresión simbólica más emotiva y cargada. Blasones y a la vez lápidas.
Esta exposición quiere sugerir un homenaje a esos alumnos caídos. Y a los sobrevivientes que se esfuerzan por aprender a pesar de las adversidades. Por el logro que va más allá de las notas. Por lo aprendido de la vida misma. Para los niños que no dejan de soñar. Y merecen un diploma como reconocimiento.
Honor al mérito.
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