ATAVÍOS
El travestismo culturalen la fotografía de Reynaldo Luza
CENTRO CULTURAL EL OLIVAR /
/ CENTRO CULTURAL PERUANO NORTEAMERICANO
Lima – Perú / Arequipa – Perú
EXPOSICIÓN (Curaduría: Gustavo Buntinx / Carlos García Montero Protzel)
2017 – 2018
<span class='fa fa-star'> </span>II. Perricholi /<br>/ Perricholismo
Gustavo Buntinx
Atavíos
II. Perricholi / Perricholismo
(Ensayo curatorial)
Reynaldo Luza
Boceto para el cartel publicitario
del Teatro de la Comedia de Lima
utilizado como escenografía en la película
The Bridge of San Luis Rey
1943
Técnica mixta sobre papel: 34 x 28 cm
Archivo Reynaldo Luza
Tal vez el mejor preámbulo para esta exposición sea contemplar la película The Bridge of San Luis Rey (El puente de San Luis Rey), dirigida en 1943 por Rowland V. Lee y estrenada en 1944: una modesta interpretación hollywoodense de la fantasiosa novela de Thornton Wilder sobre los devaneos amorosos del virrey Amat y la actriz Micaela Villegas ─La Perricholi─ en la Ciudad de los Reyes.
Luza participó en aquel emprendimiento como supervisor artístico y director de vestuario. Desde la década de 1920 él vivía entre Nueva York y París, trabajando de manera muy reconocida en Harper’s Bazar (luego Harper’s Bazaar) y otras publicaciones de la alta moda internacional. La oportunidad cinematográfica comprometió todo su eros creativo y su ethos vital. Hasta el final de sus días conservó los diseños gráciles entonces elaborados, con especial atención puesta en la variedad de cortes y colores que identificaba al estilo de las distintas razas y clases sociales en la Lima dieciochesca.
Reynaldo Luza
Diseños del vestuario
utilizado en la película
The Bridge of San Luis Rey
1943
Varias de sus indicaciones, sin embargo, fueron en buena parte ignoradas. En las cartas amargas escritas al finalizar esa experiencia Luza enumera algunos de los anacronismos y otras incongruencias que, en su opinión, le dan al filme un aire de involuntaria mascarada.(1) Una farsa en la que, además, él se sentía probablemente utilizado por la propaganda que los productores hicieron de su nacionalidad peruana para validar la película en términos políticos antes que artísticos. Estados Unidos se encontraba en guerra y necesitaba expandir hacia las industrias culturales sus estrategias de “buena vecindad” con América Latina.
Cartel publicitario de la película
The Bridge of San Luis Rey
(El puente de San Luis Rey)
para su circulación en América Latina
1944
Esa suma de circunstancias hace de la colaboración de Luza en la película ─y sus disidencias─ una distanciada puesta en abismo de las evocaciones románticas de la vida virreinal que en el Perú adquirieron el nombre despectivo de “perricholismo”.(2) En los rebordes de esa categoría parecen ubicarse algunas de las fotografías “criollas” que esta muestra destaca, realizadas por Luza en el Perú y muy pocos años después. Sin embargo, hay ellas un sesgo peculiar que le otorga otra tensión, una nueva intensidad, a la actitud complaciente o incluso cursi de cierto limeñismo lastrado por sus añoranzas pasadistas. En las recreaciones propias que el artífice sí pudo controlar asoma una complejidad distinta. Una autoconciencia en la que la identidad postulada se exhibe también —se revela— como una fábrica de ilusiones.
Una construcción ilusa en la que Luza, sin embargo, encontró el arte ─el artificio─ para desbordar toda retórica con pulsión genuina y fantasía propia. Y tal vez una reflexión tácita sobre el “teatro de la comedia” (humana), como reza el cartel bosquejado por su inconfundible mano para la escenografía de la película renegada.
A la demostración parcial de esa tesis está dedicada esta exposición.
Fotograma de la película The Bridge of San Luis Rey,
dirigida en 1943 por Rowland V. Lee y estrenada en 1944,
con la asesoría artística y los diseños de vestuario
de Reynaldo Luza
Notas
1. Una de esas cartas y algunos fotogramas de la película se encuentran reproducidos en García Montero Protzel 2011: 116-120.
2. El término fue acuñado por Luis Alberto Sánchez. Sebastián Salazar Bondy supo resumir así sus sentidos: “[e]l culto, si se lo define en pocas palabras, del boato palaciego al que aspira acceder, como la Villegas a las sábanas de Amat, todo limeño de cepa o no. Entre nosotros se arriba a la Corte rediviva merced a los casi profesionales esfuerzos de una entera vida. Malinchismo en almíbar, por desapasionado y prolijo, el perricholismo parece ser una de las energías del individuo y la sociedad limeños, y si hoy en el Palacio de Pizarro, como desde hace ciento cuarenta años, habita un Presidente de la República, ello no impide […] que ahí campee alguien que se considera a sí propio como un virrey español, cuando no, simplemente para contrastar la alternancia política, un híbrido de rey inca” (Salazar Bondy 1964).[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]