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VIOLENTOS CONTRA DIOS

(Usureros)

Luis Alfredo Agusti


2000

Ensamblaje: Cadenas, fierro, corian, MDF, autoahesivo / 175 x 40 x 40 cm

Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio")

septiembre

2024

Luis Alfredo Agusti
Séptimo círculo (Tercer jirón):
Violentos contra Dios
(Usureros)
(De la serie:
Dante vivo
Reflexiones sobre el Infierno)
2000
Ensamblaje:
Cadenas, fierro, resina corian,
MDF, autoadhesivo / 175 x 40 x 40 cm
(incluyendo el pedestal,
que es parte integral de la obra)
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
(Fotografías en positivo [izq.]
y en negativo [der.])

PREVIO

GUSTAVO BUNTINX

  

El 14 de septiembre de 1321, en Rávena moría Dante Alighieri. Perseguido y exiliado de su Florencia natal, por los abismos de la política. Pero redimido por las elevaciones de la poética.

Tales circunstancias no son del todo ajenas a la emoción sentida por MICROMUSEO al escoger como su Pieza del Mes, en este mes de incendios múltiples, en este septiembre infernal, una inquietante derivación artística del Infierno en la Divina comedia.

Se trata de Violentos contra Dios (Usureros), una de las diez interpretaciones de aquel monumento literario que en el 2000 le valieron a LUIS ALFREDO AGUSTI la medalla de oro otorgada por la Escuela de Arte Corriente Alterna. Y poco después, ese mismo año, el primer premio en el certamen más amplio concebido por la Galería 2V’s para los egresados de las tres principales academias artísticas existentes entonces en Lima.

Un doble reconocimiento, doblemente significativo, por ubicarse en el vértice de un tránsito secular —milenario— que en el Perú marcaba también un cambio de época, al avizorarse ya el final del régimen impuesto desde el autogolpe de Estado de 1992. Pero no es esa sola coyuntura —o cualquier otra— la que animaba el eros creativo del artífice. Su horizonte era más complejo, articulado a otras subversiones —místicas, reflexivas— que entre nosotros esbozaban una escena crítica otra. Ignorada, casi. Cuasi marginal, aunque no exactamente marginada.

Aquellos cenáculos que, en medio del fragor y de la furia de los tiempos, escogieron entregarse a la lectura gradual, morosa, amorosa, de la Divina comedia. En su toscana lengua original. Tras esa aparente vocación hermética asomaba un ejercicio espiritual. Un acto de conversión. Cultural. También personal. La transformación poética de uno mismo como iniciación esencial para cualquier transformación social que se quiere auténtica. Un principio tan evidente como soslayado. (“Todos quieren cambiar el mundo”, dicen que Tolstoi decía, “nadie quiere cambiarse a sí mismo”).

Esa transubstanciación de la propia idea de lo político, en nuestra sociedad que la política devasta, tiene varios liderazgos que destacar. El de LEOPOLDO CHIAPPO (+), en primer término. Y luego el de CARLOS GATTI, acompañado por el de JORGE WIESSE (siguen nombres).

Este último generosamente nos ha autorizado a reproducir sus meditaciones incisivas sobre la obra que nos ocupa. Un ensamblaje que, en su polisemia, podría leerse como un comentario corrosivo sobre el nuevo mundo de viejas cadenas transfigurado por la globalización de capitales. De hecho, desde su propio título la escultura remite a los versos que Dante dedica a los cristianos condenados por el pecado de la usura. Pero lo que en la elaboración de Agusti importa de veras es su poiesis, su devenir poético, incluso matérico, al derivar la fuente literaria hacia un imaginario que no pretende “ilustrar” aquel texto, sino metabolizarlo. Convertirlo en energía propia, y actual, complejizando al mismo tiempo nuestra comprensión de su fuente inspiradora.

Así lo evidencian, con erudición e inteligencia, con sapiencia, los señalamientos de Wiesse, aquí extractados de un texto mayor sobre ciertas reverberaciones dantianas en la plástica peruana (los otros artífices discutidos son Carlos Enrique Polanco y Adolfo Winternitz). Esa argumentación secuencial le da un final abrupto al recorte que debimos implementar para los fines de esta publicación. Nos importará, en otro momento, reparar esa violencia volviendo sobre el conjunto cabal de las ideas eslabonadas por el ensayo completo.

 


LA DESCONSTRUCCIÓN
DE LA USURA

 A PROPÓSITO DE UNA OBRA
DE LUIS ALFREDO AGUSTI
*

JORGE WIESSE REBAGLIATI

Universidad del Pacífico, Lima

  

Violentos contra Dios. Usureros (2000),1 de Luis Alfredo Agusti, es una escultura que se puede dividir en tres partes: una esfera de cadenas oxidadas que descansa sobre un pedestal de resina corian, liso y gris; y, encima de ese pedestal, la reproducción de una tarjeta de crédito VISA. Esta obra, como suele ser el caso del arte conceptual o sus precedentes (considérese el cuadro de René Magritte Ceci n’est pas une pipe), no puede separarse del título que juega descriptiva o irónicamente con la escultura. El título se refiere al séptimo círculo del Infierno de Dante y, específicamente, a una subdivisión de ese círculo, el anillo de la violencia contra Dios. Y, más concretamente, el de los que ejercen un tipo particular de violencia, ofendiendo a Dios pervirtiendo el arte, es decir, los usureros.

Dentro de la concepción dantesca, el usurero pervierte el arte porque si el arte es mímesis de la naturaleza y la naturaleza es mímesis de Dios Creador, no es “natural” que lo que sigue una génesis natural produzca algo sin seguir un proceso real, como ocurre con el interés monetario, que no es resultado del trabajo. Los animales generan animales; las plantas, plantas; hay que construir una casa y esto implica trabajo. En cambio, el dinero se multiplica sin intervención humana “natural” (por ejemplo, trabajo).

En la Divina comedia, Dante se encuentra con los usureros en el canto XVII del Infierno. Están en cuclillas o sentados en bancos con bolsas que cuelgan del cuello. Las bolsas tienen pintadas figuras de animales, en alusión a los símbolos que identifican las casas bancarias florentinas o paduanas con las que las almas condenadas se asociaron en vida. La escena se abre y se cierra con referencias a animales: el perro que se quita las pulgas con sus patas (If XVII 49-51) y el buey que se lame la cara con toda la lengua (If XVII 74-75). Los personajes y las imágenes de sus bolsas comparten la misma condición bestial e inhumana.2

Anónimo
Dante y los usureros
Siglo XV
Códice Urbinate Latino 365
Biblioteca Apostólica Vaticana

En nuestra opinión, Agusti toma una forma escultórica tradicional y la desconstruye para presentar algunos elementos de la escena dantesca que, así replanteados, apuntan a debates económicos y políticos contemporáneos en el contexto de finales del siglo XX y principios del siglo XXI.

El modelo artístico en el que se basa la obra de Agusti es el del pedestal que sostiene y eleva un busto.3 El equivalente de este último es la esfera en cadena. No resulta difícil identificar la esfera con la Tierra y, a su manera, con un bolso como el de los usureros. A diferencia de estos últimos, que tienen el metal —las monedas— en su interior, la totalidad de la esfera —la Tierra— es metálica. El contenedor y el contenido (aunque no debe dejar de considerarse el vacío de la esfera) se han vuelto metálicos —y viles y estériles como en el material oxidado y áspero yuxtapuesto a lo liso del pedestal.

La interpretación obvia sería que las cadenas metálicas esclavizan. Probablemente sea más interesante observar que lo hacen mediante el proceso de infernalización (por ejemplo, el proceso de solidificación o petrificación de las relaciones humanas) típico del primer reino del Otro Mundo. El gran número de vínculos sugiere el carácter dinámico del mecanismo económico de compra y venta, de transacciones que no producen más que más transacciones.

Detalles de la obra
Violentos contra Dios (Usureros),
de Luis Alfredo Agusti

El hecho de que formen un mundo cerrado y hueco —como el propio Infierno— remite a la oclusión del horizonte humano que es, para Leopoldo Chiappo, propia de la condición infernal y también a la reiteración de acciones inútiles propias de ese reino.4 Un ejemplo de ello es Lucifer, un prisionero que intenta en vano escapar batiendo sus alas y, como resultado, endurece aún más el hielo de la Giudecca, el último círculo infernal.

Que Agusti recurra al metal como símbolo es muy revelador. Al contrario de Dante, que subraya la condición bestial de los usureros, Agusti los hace descender dos peldaños más en la escalera del ser, porque —a diferencia de los personajes de Infierno XIII, cuyas almas suicidas se alojan en árboles que representan el reino vegetal, un peldaño debajo del reino animal— el mundo de los usureros pertenece al reino mineral. Son literalmente desalmados, ya que el metal está fuera del dominio del alma humana, que sí participa de las condiciones animal y vegetal. Dante, como los filósofos antiguos y medievales, atribuye al alma humana, en su unidad, tres facultades fundamentales: la vegetativa, que el ser humano comparte con las plantas y los animales; la sensitiva, que el ser humano comparte con los animales; y la racional, el alma racional, que el ser humano comparte solo con los ángeles.5

El pedestal, por supuesto, eleva el objeto, como ocurre con los bustos de hombres o mujeres prominentes, y sitúa la esfera a la altura de los ojos del observador o ligeramente más arriba. Es un objeto que se eleva sobre el suelo y al que se debe rendir reverencia. Además de “nombrar” el objeto (a veces el nombre del héroe o del científico está escrito en el busto o en el pedestal de la escultura), el apelativo VISA en la tarjeta puede interpretarse como una metonimia de “banco”.6 Pero esa palabra también connota ‘paso libre’ o ‘acceso a un país o territorio’, como la visa con la que uno está autorizado a viajar internacionalmente y que se encuentra estampada en un pasaporte.

Detalle de la tarjeta VISA en la obra
Violentos contra Dios (Usureros)
de Luis Alfredo Agusti

Creo que Agusti, en este punto, superpone la violencia de la usura al círculo inferior infernal contiguo: el del fraude.7 De hecho, prometer libertad absoluta de paso y producir efectivamente esclavitud —las cadenas— es un acto de engaño. Cuando la confianza, vínculo voluntario y natural entre los ciudadanos y la base de la civis, se rompe por el fraude, la violencia perpetrada por los usureros es una de las causas de la decadencia de la polis. Tal decadencia es descrita por Cacciaguida, el heroico antepasado de Dante, en los cantos centrales de Paraíso (XV-XVII) en clara correspondencia con este canto XVII del Infierno.

Notas

*. Traducción de las pp. 195-198 de “Dante politico: Three Testimonies in Modern Peruvian Plastic Arts”, en Donatella Stocchi-Perucchio, ed., Perspectives on Dante Politico. At the Crossroads of Arts and Sciences. Berlín / Boston: Walter de Gruyter, 2024, pp. 195-214.

1. Conjunto: cadenas, hierro, resina corian, MDF, 175 x 40 x 40 cm (2000). La de Agusti es “una obra de arte neoconceptual”, en palabras del Dr. Michäel Amy. La escultura se encuentra actualmente en la colección de MICROMUSEO, curada por Gustavo Buntinx. Forma parte de un grupo mayor de diez piezas en varios formatos inspiradas en la Divina Comedia de Dante titulado Dante Vivo. Reflexiones sobre el Infierno.

Esa serie ganó la Medalla de Oro Promoción 2000-II en la Escuela de Artes Corriente Alterna. Una de las piezas —Dante vivo. Reflexiones sobre el infierno. Séptimo Círculo (Primer anillo): Volentos contra el prójimo (2000)— obtuvo el Primer Premio otorgado por la Galería 2V’s a los egresados de las tres más importantes escuelas de arte de la Lima de ese período: la Facultad de Artes de la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Escuela de Artes Corriente Alterna y la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Luis Alfredo Agusti
Séptimo círculo (Primer jirón):
Violentos contra el prójimo
2002
Ensamblaje:
Vidrio blindado, impactos de balas 9 mm parabellum,
fierro, transparencias /
/ 179 x 40 x 24 cm
Colección privada, Lima
(Obra completa [izq.] y detalle [der.])

Michäel Amy (Rochester Institute of Technology): Response to Professor Jorge Wiesse-Rebagliati’s Paper “Dante Politico: Three Testimonies in Modern Peruvian Plastic Arts”. Presentación realizada en Dante Politico at the Crossroads of Arts and Sciences: An International Symposium Devoted to Dante’s Political Thought, Rochester, N.Y., April 16, 2021.

2. Véase Donatella Stocchi-Perucchio, “Il maladetto fiore: Dante’s Thought on Money at the Onset of Capitalism”. En: Jorge Wiesse-Rebagliati / Cesare Del Mastro Puccio (eds.): Pensar el dinero. Lima: Universidad del Pacífico, 2021, pp. 189–190.

3. El Dr. Amy afirma que “la escultura de Agusti se asemeja a los pilares de piedra que enmarcan la entrada a una propiedad o el comienzo de una calle que conduce a un barrio que aspira a la grandiosidad” (mi traducción). Michäel Amy: Response…

4. Leopoldo Chiappo, Dante y la psicología del Infierno. Lima: Compañía de Seguros Atlas, 1983, pp. 23–24.

5. Cfr. el comentario de Dante a su canción “Amor che nella mente mi ragiona” en Convivio (III iii 9-11). Dante Alighieri, Convivio. 2 Testo. Editado por Franca Brambilla Ageno. Florencia: Le Lettere 1995 (Società Dantesca Italiana, Edizione Nazionale), pp. 165–166.

6. Stocchi-Perucchio ha señalado la conexión dantesca de la usura con los inicios del sistema bancario. Donatella Stocchi-Perucchio, “Il maladetto fiore: Dante’s Thought on Money at the Onset of Capitalism”, pp. 189–190.

7. “En la topografía moral del Infierno, la usura está ubicada en el círculo de la violencia, en el límite con el fraude. Tanto la violencia como el fraude ocupan el Bajo Infierno pues son pecados cuyo fin es la injusticia”. Ibid., p. 186.

William Blake
Dante y los usureros
1824
Grafito, tinta y acuarela sobre papel / 36.8 × 52.3 cm
Fogg Art Museum, Universidad de Harvard
Cambridge, Massachusetts

 

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