PALAEOLITHIC INSEMINATION OF A ROYAL WOMB
2016
Video / 08:42'
Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio")
marzo
2017
Jaime Miranda Bambarén / Erasmo Wong Seoane
(Monumento Films)
Palaeolithic Insemination of a Royal Womb
2016
Video / 08:42′
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
PREVIO
En el ominoso mes de marzo 2017
escogemos para nuestra PIEZA DEL MES
este video desconcertante de Jaime Miranda Bambarén
y Erasmo Wong Seoane.
Lo hacemos deliberadamente,
como acompañamiento incisivo
a la extremidad de los tiempos,
inscrita en dos inauguraciones.
En primer término,
la de Cabeza de pescado,
tercer y culminante espacio de la exposición Cargo Cult,
propiciada por MICROMUSEO en su Paradero Real Felipe
de El Callao Monumental.
Allí se ofició,
al mediodía del viernes 20 de enero,
nuestra Pata de cabra,
la Revelación Primera
sobre la que elabora
la sinopsis abajo transcrita.
Marcábamos así el día y la hora
de la asunción de Donald Trump
a la presidencia
de los Estados Unidos de Norteamérica.
Y acompañábamos también
la Huelga del Arte
(Art Strike)
convocada por cierta
comunidad artística de ese país.
Con este señalamiento como Pieza del Mes
marcamos así nuestra disidencia chamánica,
erótico-fetichista,
con todo lo que tanáticamente se enuncia
desde las instancias mayores de los poderes
y del Poder.
Una posición
─una posesión─
a cuyo exorcismo artístico
apela Miranda Bambarén.
Desde el enorme poder
del sinpoder absoluto.
Nuestra fortaleza única.
(Gustavo Buntinx)
PSICOGRAFÍAS
JAIME MIRANDA BAMBARÉN
(con colaboraciones
de Gustavo Buntinx y Erasmo Wong Seoane)
Palaeolithic Insemination of a Royal Womb (Inseminación paleolítica de un útero de la realeza) es una intervención permanente frente al museo Tate Modern en Londres, realizada de manera compartida por los artífices Jaime Miranda Bambarén y Erasmo Wong Seoane.
A lo largo del mes de julio del 2016 ambos visitaron juntos, en reiteradas ocasiones, el antiguo ducto de desagüe que conduce a la Catedral de Saint Paul, a la otra orilla del Támesis y en el bajo vientre de la City, el histórico centro bancario de la metropolis imperial. Allí pintaron en las paredes el Manifiesto Interno del Culto del Cargamento (Cargo Cult), ahora popularmente conocido como el Manifiesto Cabeza de pescado. Esa galería subterránea se trastornaba así en Tierra Santa y Meca de las peregrinaciones que los seguidores deberán asumir al menos una vez antes de morir, como se revela en la Revelación Primera conocida como Pata de cabra.
La Caverna puede ser visitada sólo durante ciertas horas del día, cuando el río se encuentra en marea baja. El resto del tiempo la Gran Cloaca desaparece sumergida por las aguas.
Para ingresar por la estrecha obertura de La Caverna es necesario reclinarse, acuclillarse, como en los accesos deliberadamente tortuosos de ciertos templos antiguos. Ya en las entrañas, los peregrinos caminan sobre el barro entremezclado con dispersos huesos de bestias. Y al acostumbrarse a la penumbra, sus ojos descubren máximas escritas en las paredes mediante pigmentos rojos mezclados con sangre animal. Los textos que se encuentran a mayor profundidad, debajo de la gran iglesia, no han sido fotografiados o revelados. El ingreso a esos espacios es por ello considerado un rito de pasaje e iniciación.
La incursión principal se llevó a cabo como parte de una secuencia de ritos: intervenciones a lo largo de todo Londres que colonizan la psique, violan la mente, e inseminan el útero de la realeza en pleno centro de la capital del capitalismo global. Se vulneró así el espacio imperial entre sus tres catedrales: la del arte (Tate Modern), la de la religión (Saint Paul), la de las finanzas (City).
En la avenida principal de Greenwich (“the Prime Meridian”, el Meridiano Cero, el Meridiano Primordial), los artífices irrumpieron durante la madrugada en una casa desocupada. Palanquearon la puerta con una pata de cabra y colgaron en sus ventanas tres fotografías de gran formato: el retrato del profeta León Tolstói; el retrato de Donald Trump en su avión privado; y finalmente una imagen de la princesa Diana recibiendo un cuadro hecho por un grupo de musulmanes que la representan utilizando una burka al lado del príncipe Carlos.
Poco después de estas transgresiones se oficiaron bautismos incendiarios de cabezas de cordero a lo largo del Támesis. Se invocaba así al mítico río Ganges, en aquella India antigua que fuera la joya de la corona británica, para el sabotaje chamánico de la candidatura de Trump. Al mismo tiempo, fanáticos religiosos clamaban el apocalipsis en Hyde Park.
Todas visiones delirantes de una psicografía de la ciudad.