NO es NO
2001
Serigrafía sobre papel / 86 x 120 cm
Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio")
marzo
2013
Laperrera
(Natalia Iguíñiz / Sandro Venturo)
Impresión: Serigrafía Vanessa
NO es NO
2001
Serigrafía sobre papel / 86 x 120 cm
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
CUARENTA VECES NO
GUSTAVO BUNTINX
Contra todas las arrogancias del arte, siempre el contexto es el que hace al texto, también visual. De allí la fluidez a veces desconcertante del sentido de las imágenes, jugado siempre en la tensión entre sus códigos de origen y las sucesivas reinterpretaciones provocadas por una semiosis social en mutación permanente.
De allí también la relevancia nueva de obras a las que la historia les impone una pertinencia reNOvada, con frecuencia impensada o impredecible para sus autores. Es el caso de la serigrafía NO es NO, comisionada hace doce años a Natalia Iguíñiz —y a través de ella al colectivo Laperrera— por la asociación feminista DEMUS (Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer). Un llamativo afiche para una campaña más en la sempiterna lucha contra la violencia sexual en general, y en particular contra el desdén machista por la voluntad femenina en el intercurso corporal.
Parte, en realidad, de una compleja secuencia de intervenciones callejeras que inserta a Natalia Iguíñiz —por su propia cuenta o como parte de Laperrera y otros colectivos— en varios recorridos de la gráfica política peruana. Así NOs lo recordó una muestra recopilatoria de esos aportes suyos, acogida hace apenas días por el Centro de la Imagen.
Interesa aquí resaltar los trabajos que durante el primer lustro de este siglo la asocian a los intercambios de creatividades y técnicas entre artífices eruditos y populares en torno a la estética publicitaria deNOminada “chicha”. Un proceso que —con otros protagonistas— se remonta hasta el año 1992, como fue historiado por MICROMUSEO a fines del 2004 en la retrospectiva Neón-colonial: el afiche chicha en el arte. Allí este cartel fue expuesto junto a decenas de otros, incluyendo por lo meNOs seis de la misma autoría. Ese despliegue puso en evidencia el experimentalismo ecléctico con que Laperrera procuraba entonces articular sus mensajes mediante esquemas visuales diversos, desde la textualidad pura hasta una iconización casi fotográfica. Pasando por soluciones de alto contraste y deliberadamente caricaturescas en su búsqueda de legibilidades amplias donde la pulsión comunicativa pareciera ser el principal postulado estético.
Este último es el caso paradigmático del afiche que aquí destacamos, como por cierto se lo ha destacado también en otros espacios web atentos a la temperatura más inmediata de los tiempos. Una sincronía inevitable, pues el tema milenario que hace una década diera motivo atemporal al cartel adquiere en este mes preciso —en estos (in)justos días— una actualidad otra para la capital del Perú: nuestra ciudad hoy abrumada por la imposición burocrática de un plebiscisto contra las cuarenta autoridades ediles, buscando quebrar así la gestión que pretende liquidar el sistema de manejos proverbialmente corruptos en la Municipalidad Metropolitana de Lima.
Un proceso electoral de revocatoria iniciado mediante la abierta compra y falsificación de firmas (incluyendo la supuesta huella digital de una ciudadana sin brazos, víctima de un atentado subversivo. Y con reglas cambiadas que ya NO exigen mayorías reales para forzar la interrupción del mandato limpiamente obtenido. Y con ofrecimientos públicos de trabajos municipales para quienes colaboren con la campaña de difamaciones.
El reiNO del revés, con régulos que se esconden tras fantoches inverosímiles, como el “revocador” Marco Tulio Gutiérrez, trístemente célebre por actos y decires inenarrables, particularmente racistas y machistas. (“Soy un impresentable”, es como ahora se presenta). Entre sus frases más interesantes se encuentra desde hace años su autodefinición como “NO homofóbico siNO maricofóbico”. Y ahora último ha despertado rechazos múltiples por la afirmación abismal de que “las damas siempre dicen que NO y terminan diciendo que sí, ése es el encanto de las damas”. Aunque tal vez esta expresión NO deba sorprender en quien comparte liderazgos para la revocatoria con un pastor evangélico sobre el que pende una acusación de violación, como agudamente ha ironizado Carlín en la caricatura publicada por La República el pasado 9 de marzo y reproducida al finalizar estas líneas.
Es en ese contexto que este siempre acertado afiche de Laperrera adquiere una punzante vigencia adicional, casi su momento histórico de significación privilegiada: la redundancia polisémica en el que la reivindicación de género se generaliza a la propia condición ciudadana. Y a la ciudad toda.
NO es NO.
(Cuarenta veces NO).
Nota bene
Atención a la sorprendente coincidencia del azul cerúleo empleado por Laperrera hace doce años para afirmar el valor positivo de la doble negativa que en esta composición se superpone y derrota al fondo bilioso de amarillos. Precisamente la oposición de colores que hoy identifica a las fuerzas enfrentadas por el proceso de revocatoria. (Ver nuestra PIEZA DEL MES de febrero de este año 2013).
El azar NO existe.