LAS MANOS HABLAN SU
DE / S / TI / NO
ca. 1970 – 2010
Pintura esmalte sobre madera contrachapada (triplay) /
/ Díptico: 61 x 40.5 cm, cada panel
Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio")
octubre
2023
Anónimo popular
Las manos hablan
su de / s / ti / no
ca. 1970 – 2010
Pintura esmalte sobre madera contrachapada (triplay) /
/ Díptico: 61 x 40.5 cm, cada panel
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
MANO PODEROSA
“LAS MANOS HABLAN
SU
DE / S / TI / NO”
GUSTAVO BUNTINX
Sirva esta publicación para incitar la relectura
—aquí no abordada, por obvias limitaciones espaciales—
de Terapia, el libro catálogo de la exposición de mismo nombre
realizada el 2021 por Gabriela Rangel,
Verónica Rossi y Santiago Villanueva
en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA).1
Un momento de interés
para la comprensión diferente del trabajo curatorial
a la que también MICROMUSEO procura contribuir.
A su distinta —ínfima— manera.
Excéntrica:
este texto se permite algunos quiebres
tanto en los temas como en los formatos establecidos
para la reflexión sobre los quehaceres del arte.
Tolérese, por ello,
la subjetividad a veces confesional de las expresiones.
Y la atención ofrecida a manifestaciones desusadas.
Y las digresiones que algunos considerarán idiosincráticas.
Al igual que ciertas torsiones verbales.
El goce de la escritura.
– I –
CURAR, CURADOR, CURANDERÍA
(Obertura)
En tiempos de desesperación y angustia exacerbadas, MICROMUSEO escoge como su Pieza del Mes una pieza mistérica. Que nos devuelve a los enigmas existenciales de la curaduría, entrelazados a la asociación etimológica de ese término con el de la curandería. ¿No es el cuidar el principio y fin de nuestra praxis? El curar, el sanar…
Saber es sanar, podría ser la frase que resuma en tres palabras la promesa salvadora del psicoanálisis. Pero hay saberes otros que así lo intuían con anticipación milenaria a esa disciplina del siglo XX. Desde la adivinación, desde la alquimia, desde la medicina “primitiva”, “intuitiva”, “tradicional”… ¿Seríanos lícito reconcebir cierto quehacer de la curaduría —hay otros—como un explorar las fronteras entre las terapias “precientíficas” y las “modernas”? Pero articulado siempre a un código de metabolización —de transformación— cultural. El poder de las imágenes. Y de sus hechizos.
En los varios sentidos de ese vocablo último, tan complejo. Lo cautivante o lo mágico, claro. Sin embargo, también lo “contrahecho”, lo “artificioso o fingido”, al pormenorizado decir de la Real Academia Española. Y la superstición que entrampa a la fe. Como en este peculiar díptico, cuyo sentido pareciera agotarse en alguna burda quiromancia. Pero en tales nudos a veces se desatan algunas claves de nuestra identidad. Personal o colectiva. No importa cuán irresuelta, o reprimida. Como incluso el arte más erudito a veces admite. O ilusiona.
Alucina: me asalta el recuerdo entrañable del Autorretrato con autobiografía (1973), de la argentina Aída Carballo, en su yuxtaposición de líneas manuales y faciales y textuales para un mismo relato de vida. Cuyo desciframiento, sin embargo, es asimismo la afirmación de su incógnita.
Su Misterio.
Aída Carballo
Autorretrato con autobiografía
1973
Aguafuerte y grabado a la goma / 50 x 64 cm
Ejemplar 4 / 15
Colección Luisa Ugarte
– II –
ENTREVEROS, INJERTOS, PALIMPSESTOS
(La obra en sí)
La incógnita del destino, también exaltada, desde su denominación misma, por el peculiar díptico ahora publicado por vez primera. Carteles mellizos y de orígenes inciertos, pero a la postre reciclados como publicidad artesanal para los brebajes y amuletos espurios —en realidad, subproductos industriales— ofrecidos por un falso chamán itinerante, “acriollado”, en los Andes centrales. A mediados del 2015 y tras dos días de negociación compleja —por momentos, casi farsesca— logré adquirirlo en el puesto de bagatelas y supercherías que él había armado para una feria popular en Chavín de Huántar: la pequeña ciudad, semirrural, que hoy envuelve a los impresionantes vestigios del templo mayor de una de las culturas prehispánicas consideradas matriciales. Un entorno mayestático que generaba fricciones interesantes con las baratijas contemporáneas comercializadas en ese mercadillo tan caótico, tan peruviano.
Modernidades híbridas, incorporadas con naturalidad —al igual que con disfuerzo— a la propia materialidad de esta obra, “burdamente” pintada con esmaltes baratos sobre baratos fragmentos de madera contrachapada (triplay) que muestran ya evidentes marcas de deterioro. El soporte precario para una tosca superposición de textos e imágenes que, a juzgar por algunos restos visibles, ha experimentado varias renovaciones. Sobre todo, en lo que se refiere a las leyendas que ocupan los rebordes de cada pieza.
En cambio, los rostros en primer plano de un hombre y una mujer, aunque quizás retocados en años posteriores, corresponderían a una etapa todavía temprana de la obra. En otras circunstancias ello sugeriría remontar su elaboración inicial hasta medio siglo atrás, dada la reinterpretación “ingenua” que en esas efigies se ensaya de estilos y peinados todavía considerados “modernos” en algunas provincias hasta las décadas de 1970 – 1980. Pero los entreveros de nuestro flujo cultural dificultan cualquier lógica habitual de datación, por lo que el fechado mismo es parte del enigma mayor que estos carteles asumen como tema. Aunque sí es dable ubicar sus intervenciones finales en los comienzos del actual milenio, por razones incluso técnicas. Tecnológicas: estaríamos ante uno de los alientos últimos, decadentes ya, de una vertiente publicitaria artesanal ahora clausurada por la vulgarización de las impresiones digitales.
Esa trayectoria es pertinente porque estos letreros fueron con toda probabilidad creados para darle imagen y vistosidad a servicios de quiromancia en medios pueblerinos, procurando encandilar con rojos encendidos y apariencias “cosmopolitas”: las semblanzas ofrecidas se apartan de cualquier patrón “andino” y remiten más bien a los modelos aspiracionales “costeños” de algunas revistas de la época.
Una ilusión de “modernidad” pictóricamente injerta, sin embargo, en las más convencionales fórmulas de representación esotérica. Cada rostro emerge de una mano con la palma y los dedos abiertos, recubriendo sus líneas de identidad con la identidad figurada en los retratos. Cuya serenidad, no obstante, contrasta con el repertorio de ansiedades y males anímicos consignados por los lemas circundantes inscritos en avivadas letras blancas: “Inestabilidad confusión / malicia duda y ambición / desmedida disposición / a la intriga”, reza alguno de ellos. Y otro: “obstinación lentitud / al pensar apacionamiento [sic] / perjudiciales [sic], exesos [sic] / Sexuales [sic]”. El más llamativo —el más problemático— podría ser el primero: “Rencor, ira y vehemencia, / Inprudencia [sic] feminidad [sic] / rencor y Sentimiento [sic] de / venganza”.
Detalles de las inscripciones en los carteles quirománticos
ofrecidos aquí como nuestra Pieza del Mes.
Son significativos los deterioros del soporte,
así como el ocultamiento parcial de algunas leyendas,
por razones que más abajo se explican.
El que casi todos esos textos se encuentren numerados sugiere un código explicativo para marcas específicas en cada mano, como ha sido frecuente en las gráficas de la quiromancia desde hace siglos. En ellas tales desciframientos se ofrecían a veces reunidos bajo lemas como “Your fate is in your hands”, muy cercanos al que les da título a nuestros carteles. Sin duda las inscripciones en esta Pieza del Mes derivan de esa larga tradición, aunque con variaciones locales muy propias.
(Izq.) Your Fate is in Your Hands
Variación contemporánea de gráfica quiromántica antigua
(Der.) Line Meanings
Codificación numerada del sistema predictivo
de lectura de las líneas de la mano
Gráfica en manual quiromántico moderno
Los ya señalados repintes han cubierto esos señalamientos, desplazando cualquier pretensión “didáctica” o “científica” para extremar las funciones llanamente publicitarias. De hecho, la numeración secuencial se ve interrumpida en el segundo letrero, donde aparece visible, pero sin guarismo, sólo una leyenda adicional (“Hipocrecia [sic], despreucupación [sic] / orgullo y decisiones irrefle- / xibles [sic] peligro de accidente / y pérdidas en negocios / por inprudencia [sic]”). Sin embargo, se transparentan allí, como en un palimpsesto, inscripciones numeradas anteriores, realizadas en negro pero ahora borrosas y recubiertas por el rojo radiante acaso impuesto en fecha más reciente para “refrescar” y darle renovado uso al cartel original. El tenor de esas escrituras antiguas es el mismo, y eleva a doce la relación de angustias.2
Desazones personales que podrían también leerse en claves más amplias. Culturales. O espirituales, como lo sugiere el uso de formatos reminiscentes de tradiciones místicas varias. Como los de la católica “Mano Poderosa”, asociada a iconografías alquímicas e incluso sincréticamente musulmanas (la “Mano de Fátima”).3 Simbologías diversas, pero convergentes, para los fines apotropaicos de alejar el mal. O propiciar el bien.
(Izq.) Arte popular mexicano
Mano Poderosa / Las Cinco Personas
Siglo XIX
Óleo sobre metal / 35.2 x 25.6 cm
Brooklyn Museum
(Museum Expedition 1944, Adquirido con fondos
proporcionados por el Legado de Warren S.M. Mead)
(Der.) Estampa religiosa con versión moderna
de la iconografía de la Mano Poderosa.
Mediados del siglo XX.
Offset sobre papel
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
El instrumental mágico para la confrontación de las incertidumbres en el devenir. Tal vez la revelación oculta en nuestros carteles radique no en alguno de sus escritos o imágenes, sino en la articulación dislocada de ambos elementos que le da vigorosa —y extraña— configuración a su título principal: “LAS MANOS HABLAN SU DESTINO” con los quiebres alfabéticos de la decisiva palabra terminal —”DE / S / TI / NO”— pautados por los dedos que aquí se consignan como barras. La plasmación icónico-textual del futuro propio como enigma, como misterio, como dilema. Otra vez, como incógnita. Y fractura: los entresijos de la identidad, en sus rupturas más íntimas. Reprimidas, pero legibles de manera hermética en los surcos indelebles de nuestra piel.
Nuestra identidad incisa.
Detalle del título principal de nuestra Pieza del Mes,
con la fractura ortográfica de la palabra
“DE / S / TI / NO”
inserta entre los dedos de la mano quiromántica.
– II –
LA MANO, EL MAPA, EL ESPEJO
(Deriva icónica)
La piel más personal, que sin embargo nos conecta con el Orden superior más vasto. Atención al doble arco configurado por ese despliegue (orto)gráfico. Asoma allí, aunque de manera muy elemental, una insinuación cósmica. Y me resulta entonces ineludible la digresión de una deriva icónica hacia la monumental, la magistral Mano alquímica pintada por Moico Yaker durante las transiciones complejas del año 1993. Casi como en un ritual de adivinación, de taumaturgia casi, frente a los horizontes aún inciertos entonces confrontados por su historia personal. Y los de nuestra historia colectiva.
Así lo anuncia la aparición precursora de ese elemento en Oriens (1991), otro cuadro suyo donde la palma extendida sirve de fondo iniciático para el autorretrato del propio artífice, elocuentemente ataviado, como se verá. El modelo para esta representación inicial de la mano es sin duda el dibujo paradigmático del siglo XVII en que el sacerdote Jean Belot (“cura de Mil Mont, profesor de ciencias divinas y celestes”) asocia las marcas cutáneas con simbologías astro-alquímicas.4 Una iconografía seminal que sería luego reproducida o reinterpretada en manuales e historias del ocultismo y la psicomagia. En algunos de ellos la extremidad se ve adornada por alhajas o prendas de vestir con sugerentes pliegues, como de igual manera ocurre en la segunda tela de Yaker, donde el imaginario zodiacal se transfigura en fabulosas elaboraciones áureas —auráticas— de la mitología personal del autor.
Moico Yaker
(Izq.) Oriens
1991
Óleo sobre tela / 143 x 88 cm
(Der.) La mano
1993
Óleo sobre tela / 182 x 130 cm
Colección Carlos Runcie Tanaka, Lima
La quiromancia asociada a la astrologia:
diseños publicados en los escritos de Jean Belot durante el siglo XVII (izq.)
y en un libro decimonónico sobre la historia de la magia (der.)
Las conversiones sígnicas devienen así semánticas. Y matéricas, pues ellas inscriben su sentido más intenso en su propia plasmación técnica, transfigurando la línea en color para lograr una demostración deslumbrante de los poderes metabólicos del arte. La exaltación metafórica de la mano mistérica es aquí también el elogio fáctico —plástico— de la prodigiosa mano pictórica del artífice.
Una mano además sanadora. Como viene dicho, el personaje que en el primer cuadro ocupa el primer plano propone un autorretrato, pero ostentando un amedallado traje castrense (Yaker estudió en el Colegio Militar Francisco Bolognesi, de Arequipa), muy asociable al contexto de la guerra incivil que entonces empujaba a la República de Weimar Peruana (1980 – 1992) hacia su agonía terminal.5 La posición de sus dedos, sin embargo, sus ojos cerrados, hasta la aldaba con figura de león que lo acompaña, subrayan la confrontación de la historia y sus fantasmas desde lo esotérico y la fantasía. Salvífica. Y triunfal: en el cuadro realizado dos años después, la sola mano se erige sobre un paisaje que se desdibuja, sombrío. Y ante un celaje aún tormentoso, pero iluminado ya por el fulgor alquímico de los astros, tras el final aparente de nuestras violencias abismales: como consecuencia de la captura de su líder mesiánico, Sendero Luminoso se derrumbaba con rapidez desde finales de 1992. Es de esa manera un umbral histórico el que pareciera configurarse en la tensión entre estas dos obras, tan personales. Y en la incertidumbre también subjetiva todavía implícita en aquel tránsito.
“La mano viene de esos panfletos curanderiles y quirománticos”, explicaba entonces el pintor, “pero en realidad es como mirarse al espejo […] con ánimo de introspección. […] Además […] yo uso la mano como mapa […]. El espejo como mapa, el mapa como espejo. Y ésa es más o menos mi pregunta: ¿Cuál es mi camino? […] El camino a seguir”.6
¿No son ésas las mismas interrogantes que, sin las elaboraciones eruditas, animan la avidez popular por el augurio, por el acertijo, por la predestinación? Y sus artilugios, transubstanciados por Yaker en un arte mayor, que acá sin embargo asociamos —de manera libérrima, incluso anárquica— con la precariedad absoluta de nuestra Pieza del Mes, tan “ordinaria”, tan “pobre”, tan “menor”.
Lo “deleznable” y lo sublime, secretamente entrelazados.
Puro Perú.
La precariedad material de nuestra Pieza del Mes,
evidenciada en el reverso de sus soportes de madera contrachapada (triplay)
– IV –
LA CREENCIA, LO CRÉDULO, LO FARSESCO
(Coda)
MICROMUSEO puro. Importa precisar que la adquisición de este díptico quiromántico, y su incorporación a nuestras colecciones, se concretó hacia el 20 de julio del 2015, durante el peregrinaje inicial a las alturas de Áncash que daría inspiración a Pacha kutiq wanka: un proyecto del artífice Martín Bonadeo, incitado y acompañado por MICROMUSEO durante tres arduos años, con resultados severos en su sofisticación artística y alta complejidad teológica.7 Pero no por ello menos acordes a la pulsión, a la libido distinta, en el gesto de adquirir estos carteles “anacrónicos”, “publicitarios”, “vulgares”…
Y deteriorados. Esta condición última podría ser la decisiva, por la huella histórica que ella implica. El desgaste de esos soportes lo es, al mismo tiempo, el de un comercio “espiritual” antes abocado a la instrumentalización lucrativa de la creencia trastornada por lo crédulo. Del fetichismo de la fe al de la mercancía. Una manipulación que la hiperconectividad actual torna insostenible en sus formatos habituales, crecientemente reemplazados por engaños nuevos, más intangibles. Esa desmaterialización de lo supersticioso convierte sus productos tradicionales en anacronismos. Reliquias que, es paradójico, adquieren así un interés renovado. Distinto. Un aura cultural que algunos asociarán a la nostalgia, pero en la que además logran agitarse otras inquietudes.
Inquietudes otras: atención a lo también esotérico de una transacción finalmente acordada, en la feria pueblerina de una locación milenaria, entre un curador errante —o errático, escoja usted— y un mercader de supercherías. Una negociación casi farsesca, como señalaba al principio de este texto, en la que ambos sabíamos que el otro sabía su papel histriónico en una compraventa “sobreactuada”. Para nosotros mismos. Como en un teatro del absurdo. O en algún ritual de la terapia. Autoparódico. Pero vero.
Fotografía de sesgo tomada el 19 de julio del 2015 por Martín Bonadeo
en la feria popular de Chavín de Huántar. en las alturas de Áncash, Perú.
Al fondo, el registro borroso del uso publicitario
de los carteles quirománticos luego adquiridos para las colecciones de MICROMUSEO.
En primer plano, una pobladora luce
—¡con flores!—
el hermoso sombrero
—¡mestizo!—
muy propio de la zona.
También esa opereta de la vida, del agotamiento de lo que antes vida fuera, es parte del goce curatorial.
Su melancolía.
¿Su jouissance?
Aparición de una aparente “Mano Fantasmal”
en la nebulosa MSH 15-52, según la lúdica cobertura otorgada por la agencia de noticias CNN
a las investigaciones de la NASA en la nebulosa MSH 15-52
Postdata
En el preciso momento en que publicamos esta Pieza del Mes, la web de CNN divulga —con un probable guiño a las festejos siniestros de la Noche de Brujas— la sorprendente fotografía de una aparente aparición cósmica de la Mano Poderosa, la “Mano Fantasmal” (“a ghostly hand and a creepy face in the cosmos”), en la nebulosa MSH 15-52, ubicada a 16,000 años luz de la Tierra. Una imagen impresionante, obtenida por el observatorio espacial IXPE con tecnologías de rayos X cuyo uso inaugural, en 1895, registró para la eternidad la estructura ósea de la mano —y los anillos— de Anna Bertha Ludwig: la esposa de Wilhelm Röntgen, el físico alemán que descubre y por primera vez captura esas energías.
Primera radiografía médica, realizada por Wilhelm Röntgen
mediante la captura de la estructura ósea
de la mano (izquierda) de su esposa, Anna Bertha Ludwig
(¡con anillos!)
1895
(Fotografía en dominio público, originalmente presentada
al profesor Ludwig Zehnder del Physik Institut de la Universidad de Freiburg,
el 01 de enero de 1896.
En la imagen izquierda he invertido
los colores y la posición de la toma original.
Para mayor efecto.
[Melo]dramático)
Uno quisiera, claro, fantasear que alguno de esos anillos fuera de bodas. O de compromiso. Y asociarlos a las piedras preciosas en La mano de Yaker. Pero la relación que acá interesa es con la mano ahora celestial “revelada” en el empíreo. Conexiones sugeridas por analogía de imágenes, al igual que de técnicas (radiográficas), como lo aventura el propio artículo de la agencia noticiosa, firmado por Ashley Stricklan. Quien, sin embargo, de inmediato explica la epifanía sideral en los términos psicológicos de la pareidolia: la percepción arbitraria de figuraciones “reconocibles” en el despliegue de “manchas” o formas abstractas / aleatorias. En este caso, polvo de estrellas: el rastro luminoso de la agonía de una pulsar, un vórtice pulsátil de neutrones altamente magnetizados por el girar vertiginoso de sus partículas en trance de extinción.
Un cataclismo astral, acontecido “hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana” (Star Wars). Pero ofrecida ahora a nuestra mirada por la NASA, en el día exacto en que, sin previsión de ello, MICROMUSEO hace visible su Mano Otra. Tanto más humilde y humana y terrena.
Pero no por ello menos Visionaria.
Semiosis (literalmente) cósmica.
El azar, no existe.
(Al menos no para la paranoia. Crítica).
Encabezamiento del artículo publicado el 31 de octubre del 2023
en el portal web de la CNN sobre la aparición de una aparente “Mano Fantasmal”
en la nebulosa MSH 15-52.
Notas
1. Gabriela Rangel, Verónica Rossi, Santiago Villanueva (eds.). Terapia. Ciudad de Buenos Aires: Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), 2021.
2. Para los interesados en contabilizar ansiedades (o compararlas), a continuación transcribo de manera completa y exacta —incluyendo idiosincracias ortográficas— cada resto legible de las leyendas en ambos cuadros:
CARTEL “MASCULINO”
Inscripción visible, en color negro:
“LAS MANOS HABLAN // SU DE / S / TI / NO”
Inscripción visible, en color blanco:
“1º //
// Rencor, ira y vehemencia, // Inprudencia [sic] feminidad [sic] // rencor y Sentimiento de // venganza.”
“obstinación lentitud // al pensar apacionamiento [sic] // perjudiciales, exesos [sic] // Sexuales //
// 2º”
“3º //
// Inestabilidad confusión // malicia duda y ambición // desmedida disposición // a la intriga.”
“4º //
Inestabilidad dudas e // insertidumbres [sic] frandas [sic] // vacilaciones y caprichos // sin sentido que aparecen // rrepentinamente [sic]”
“orgullo, arrogancia y vanidad // obstinación y rrabietas [sic] sin // sentido pretenciones [sic] // insopor // tables. //
// 5º”
“6º //
// temor irracional y // juicios equivocados // sobre personas y situ- // aciones. antipatia.”
CARTEL “FEMENINO”
Inscripción visible, en color blanco:
“Hipocrecia, despreucupación [sic] // orgullo y decisiones irrfle- // xibles peligro de accidente // y pérdidas en negocios // por inprudencia.”
[Sin numeración]
Inscripciones en color negro, tapadas por la pintura roja
pero parcialmente visibles como palimpsesto:
“7º” //
// [Texto no visible, probablemente recubierto por la inscripción en blanco arriba indicada]
[No hay rastros legibles correspondientes a la nómina nº 8]
“9º //
// Fatalidad y pensami // ento de derrota // melancolía y grand[es] // estados de abatimie[n] // to. // Imposibilidad de // superar”.
“10º //
// Incertidumbre y vacilación // inclinación a ofenderse por // minucias, apasionamientos // ciegas e irresponsable // deslealtad y engaños”.
[No hay rastros legibles correspondientes a la nómina nº 11]
“12º //
// impulsivo, desean llegar // lejos profesionalmente // sus ambiciones. // pueda que sean un paso ade- // lante a su a actua[l] // capacidad física”.
3. Respecto a las particularidades de la simbología de la Mano de Fátima, véase mi ensayo sobre su reelaboración artística en la fotografía y el diseño gráfico de Jesús Ruiz Durand: Gustavo Buntinx. “Lo que acecha en el umbral. Profecía y poiesis en la Sextina ayacuchana de Mirko Lauer”. En: Paolo de Lima (ed.). Golpe, furia, Perú. Poesía y nación. Lima: Horizonte, 2021. pp. 93-122.
4. Belot publica un primer manual quiromántico en 1619 en París, pero la referencia más usada es un compendio de ese y otros escritos editado en 1640 por la Casa Jacques Cailloué de Rouen. Para atisbar mejor los intereses del personaje, vale la pena reproducir el largo título descriptivo de esa colección: Les Oeuvres de M. Jean Belot, curé de Mil Monts professeur aux sciences divines et celestes, contenant la chiromancie, physionomie, l’Art de la mémoire de Raymond Lulle, Traité des divinations, augures et songes, les sciences stéganographiques, Paulines, Armadelles et Lullistes, l’art de doctement prêcher et haranguer. Dernière édition revue, corrigée et augmenté de divers traités. Familières instructions dans lesquelles se trouvent les plus admirables secrets des sciences divinatrices, propres particulièrement pour ceux qui font profession des exercices militaires, judicature, et arts libéraux, et par icelles leur donner le parfait de la Mémoire selon la doctrine de R. Lulle.
5. Sobre el concepto de la República de Weimar Peruana, véase: Gustavo Buntinx. “El poder y la ilusión: pérdida y restauración del aura en la República de Weimar Peruana (1980 – 1992)”. En: Gabriel Peluffo (coord.). Arte latinoamericano actual. Montevideo: Museo Municipal de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, 1995. pp. 39-54. (Actas del coloquio internacional Nuevas voces: ideas y contexto en el arte latinoamericano actual, organizado por el Museo Blanes el 18 y 19 de noviembre de 1993 como acompañamiento al Primer Salón Municipal de Artistas Invitados Latinoamericanos). (Texto rep. en versión traducida al inglés por el Institute of International Visual Arts [INIVA] en 1995. Rep. también, en versión bilingüe, por el Museo de Arte de Lima [MALI] en el 2013).
6. Esas frases están tomada de una conversación inédita entre Moico Yaker y Jorge Villacorta, citadas por mí en un ensayo propio, vinculado a las reflexiones aquí propuestas: Gustavo Buntinx. “Entre la Tierra y el Mundo. Moico Yaker 1986 – 1994”. En: Buntinx, et al. Moico Yaker: un pasado incompleto. Pinturas 1986 – 1994. Monterrey: Museo de Arte Contemporáneo (MARCO), 1996. pp. 17-48. (Catálogo de la retrospectiva de Yaker, curada por Gustavo Buntinx con la colaboración de Charles Merewether).
7. Aquel proyecto implico una alianza estrecha con el carisma y la obra de Artesanos Don Bosco. El compendio de esa amplia experiencia —y sus numerosos participantes— se encuentra en una publicación igualmente vasta, esotérica también ella: Martín Bonadeo, et al. Pacha kutiq wanka. Buenos Aires: 2018 (casi medio millar de páginas en el tomo principal y cien adicionales en la separata reflexiva que lo acompaña).