Delia Ackerman / Rhony Alhalel /
/ Moico Yaker
Bendición del tiempo
(Exilios)
2000
Video / 07:32′
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
PREVIO
No hay conmemoración mayor
en el calendario judío
que el YOM KIPPUR.
Un Día de ARREPENTIMIENTO, un ritual de EXPIACIÓN.
Pero sobre todo de PERDÓN.
ELEVACIONES de radical pertinencia
en nuestros DEGRADADOS tiempos.
También en el PERÚ.
Hasta para quienes procuramos encontrarnos en otra fe.
A sabiendas de que todas las religiones
son finalmente UNA.
Así como son infinitos los nombres de DI´S.
Innumerables, INCONTABLES: sin cuento.
E INDESCIFRABLES son sus cifras.
Pero siempre inspiradoras.
Incluso desde la arbitrariedad de las fechas:
en su temporalidad ERRANTE,
el Yom Kippur es además el UMBRAL litúrgico
entre los meses noveno y décimo
del calendario NO JUDÍO.
Y configura así la ocasión precisa,
paradójica,
para el rescate de este video precioso
como nuestra Pieza del Mes.
Un video dolido, DOLIENTE.
Expiatorio.
De grave NECESIDAD entre nosotros.
De necesidad y URGENCIA.
LA TIERRA
PROMETIDA
GUSTAVO BUNTINX
“El exilio tendría su razón
enraizada en la naturaleza de la creación.
Ésta es una explicación cabalística
que ofrece una novedad,
porque considera que el exilio no es solamente
una prueba a nuestra fe,
o un castigo por nuestros pecados,
sino primero y por sobre todo una misión.
El propósito de esta misión
es rescatar la chispa divina del espíritu
que yace en el ámbito de la sombra
representada en el plano de lo terrestre e histórico
por la tiranía y la opresión”.
(Texto integrado a la exposición
que dio origen y contexto al video
Bendición del tiempo [Exilios])
Hay en la reflexión sobre el arte peruano una reescritura pendiente, importante, desde los ámbitos de lo espiritual. Incluso desde la teología. Integrada, sin embargo, a la historia más terrenal. Terrígena.
Así lo ponen en evidencia obras tan sugerentes como el video Bendición del tiempo (Exilios), realizado conjuntamente por Delia Ackerman, Rhony Alhalel y Moico Yaker. Tres artífices cuya peruanidad entrañable lleva incisas las marcas de una diáspora judía que supo desembarcar —y enraizarse— en nuestras costas. Y en nuestras sierras, y en nuestras selvas. Entrelazando tradiciones propias y ajenas, hebreas y andinas (criollas, amazónicas…). Con resultados culturales prodigiosos.
Y diversos: la trayectoria de cada uno de estos autores procesa esos mestizajes mediante lenguajes y técnicas que les son sin duda personales. Los tres, sin embargo, comparten una condición liminar. Y esa vivencia del umbral les permitió en el 2000 articular un aporte distintivo a la secuencia de exposiciones convocada entonces por la Galería Trapecio bajo la denominación general de Vínculos. Una invitación genérica que incitaría en ellos la postulación de un paralelo sorprendente entre ciertos traumas forjadores de lo peruviano y lo judaico. Visiones atormentadas desde las que se precipitan nuevas historias de sacrificio.
Delia Ackerman / Rhony Alhalel /
/ Moico Yaker
Vínculos
2000
Video / 02:23′
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
De sacrificio y de redención: es al interior de una simulada casucha de esteras que allí se exhibía, en un televisor antiguo, el video motivador de estas líneas. Una obra desconcertante, concebida desde la ilusión de aquel ethos compartido. Un Deseo que le permite alternar cánticos y músicas rituales de ambas culturas como banda sonora para un contrapunto asimismo de imágenes en apariencia inconexas. Pero siempre sobrecogedoras.
Y atravesadas por la emoción de lo infinito. En los desiertos inacabables del Perú. Y en sus barriadas eternamente inconclusas: es con melancolía feroz que en varias de sus tomas asoma, desdibujado, el casi sardónico lema “Perú, país con futuro”, pintarrajeado por cierta dictadura sobre aquel horizonte de miserias en el año de su desmoronamiento definitivo. Que es también el del inicio de un nuevo milenio.
Un milenarismo nuevo: impresiona el preciosismo de los manuscritos iluminados hebreos que dan preámbulo y contraste al despliegue de nuestras peruanas penurias (disculpen la tristeza). En fricción creativa con apariciones del pueblo bíblico, en sus legendarios éxodos. En sus persecuciones y errancias. Desde las expulsiones medievales hasta las deportaciones nazis. Traslados forzosos y campos de exterminio, dramáticamente intercalados con las migraciones nuestras. Y sus violencias: las manifestaciones, las invasiones, los desalojos.
Los despojos. Se entreveran así las ordalías de judíos y andinos. El sufrimiento ejemplar de ambos pueblos escogidos. Muy en particular, los desplazamientos por los desastres de nuestra guerra incivil (1980 – 2000). Atención a las escenas del brutal atentado terrorista en la calle Tarata de la capital. Pero también a las del retorno esperanzado de los campesinos a sus villorrios antes arrasados.
La Tierra Prometida.
¿Venidera?