Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

Dirección

Luz María Bedoya



2006

Video / 04:47'

Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio")


Luz María Bedoya
Dirección
2006
Video (versión web) / 04:47′
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)

QUO VADIS

GUSTAVO BUNTINX

   

Tras su apariencia ínfima, el video Dirección, de Luz María Bedoya, propone varias calas sugestivas. Desde la sencillez aparente de una muda ironía sobre la legendaria tradición limeña de ofrecer direccionamientos callejeros con alambicamientos innecesarios. Y sin conocimiento cierto. El despiste como una de las artes mayores de nuestro barroco proverbial, popular. El desnorte, el desoriente… Todo en clave de sesgada alegoría sobre los extravíos de la llamada identidad peruana. ¿Nadie sabe dónde está parado?

Pero en esta producción del 2006 subyace además una voluntad de forma. Artística. Y una estructura de sentimientos. Melancólica. Acentuadas ambas por la decisión crucial de mantener silente el registro final, obtenido de manera subrepticia. Y paradójicamente exaltado por la  “mala calidad” de la imagen: sobre todo en su versión web, la resolución disminuida exalta el sentido de la obra y la hace más significativa que el “original” supuesto.

Esa condición borrosa está inscrita en la propia técnica escogida. Como testimonia la propia autora, el video “fue filmado con una cámara de fotos, lo cual me permitía por un lado ser mucho menos intrusiva (llevaba la cámara […] a la altura del estómago mientras preguntaba direcciones a los transeúntes), y por otro lado me permitía des-identificar a los personajes, retiraba énfasis al ‘retrato’ y quizás ponía el acento en la gestualidad de la indicación, que era lo que me interesaba. De modo que la diferencia entre la versión ‘original’ y la otra, la que circula, queda principalmente en el discurso…”. (Correspondencia electrónica con Gustavo Buntinx. Lima, 04 de septiembre del 2007).

Aquella diferencia es también artística. Más allá de lo hasta acá consignado, y con alguna excepción residencial (01:00’…), o marina (01:06’…), este video se ofrece como un registro casual (¿entre comillas?) del arte povera sugerido por las calles limeñas: siempre descuidadas, polvorientas siempre, con sus aceras rotas y jardines sedientos.

El escenario urbano de nuestras tristezas. Desde las que, sin embargo, asoman connotaciones estéticas. En las situaciones capturadas, sin duda, pero sobre todo en la mirada (oculta) que las cautiva.

En el enmarque preciso de los interlocutores enfocados entre postes o puertas, verbigracia (03:29′, 03:33’…). O en la curiosa sincronía de lo que parecieran coreografías rimadas por la gestualidad de los informantes (01:32’…). Y en el contrapunto expresivo entre ese repertorio vivo y las texturas arquitectónicas de ciertos muros, casi informalistas en su abandono (00:01′, 00:29′, 02:14′, 02:46′, 03:05′, 03:45′, 04:31’…).

Pero, atención asimismo a los juegos del azar objetivo. La interferencia (¿deliberada?) de algún arbusto (01:41′). O (¿casual?) de un microbús —dos veces (dos: 00:34′, 04:42′).

Rasgos, sesgos, que con el tiempo van adquiriendo la condición de una pátina. O una involuntaria marca de época. Como la fecha de estos registros: el 2006, a no olvidarlo, fue la víspera del lanzamiento del primer iPhone. Con la revolución que ello implicaría para el acceso a las tecnologías digitales de captación de imágenes. Y de la propia geolocalización: habituados ya a las facilidades de Waze, o de Google Maps, hoy aflora cierta extrañeza ante el despliegue de intercambios como los que con tanta naturalidad acopiaba este video, hace apenas algunos años.

Sin embargo, no ha perdido un ápice de vigencia la emoción así atrapada. Esa sensación, tan peruviana, de andar siempre en pos de una dirección. Que nos es siempre esquiva.

A la deriva, algo perdidos.

Nuestro Gran Extravío.

[Chaclacayo, Lima,
diciembre del 2023]

 


DIRECCIÓN

DE LOS APUNTES PARA UN VIDEO
GRABADO EN LA CIUDAD DE LIMA

   

LUZ MARÍA BEDOYA

*

   

La ciudad de Lima está ubicada en 12º02′ S, 77º01′ O, en medio del desierto costero. Mide 2,800 kilómetros cuadrados. Su centro dista 1,295 kilómetros de la frontera con Ecuador y 1,326 kilómetros de la frontera con Chile. Por el oeste limita con el Océano Pacífico. La temperatura oscila entre 30° C y 12° C. Tiene más de 80 % de humedad relativa. El máximo de precipitación anual es de 10 mm; en Lima casi no llueve. En abril de 2009 se estima que alberga casi 9 millones de personas. En abril de 1940 albergaba 660,000. Posee 1.6 m2 de área verde y 1/4 de árbol por habitante.

   

— I —

LA SIMULTANEIDAD
IRRESUELTA

   

Contrastes, rupturas y dispersiones.1 La migración interna es una razón para ello. El campo alejó a cientos de miles de habitantes de la Sierra desde fines de los años 50 en búsqueda de mejores formas de subsistencia. A raíz de la violencia terrorista asentada en la zona de montaña, la migración se multiplicó desde el inicio de la década del 80. Esos pobladores llegaron a Lima y sembraron segundas y terceras generaciones cuya convivencia con los locales dio como resultado el nuevo rostro cultural de la ciudad. Una larga tradición oligárquica es otra de las razones: pocas familias con muchos recursos que durante siglos han marcado la diferencia de clases y han practicado la segregación socioespacial. El ciego afán modernizador bajo modelos foráneos es la tercera razón. La asimilación torpe de formas ajenas a las posibilidades y a las necesidades de la ciudad. La modernización de Lima es solo cosmética.

   

— II —

LA FLEXIBILIDAD
(LA LÓGICA DE LO IMPLÍCITO)

   

En Lima casi no hay nada que no se pueda hacer. El no decir, la abstención, abre todas las vías. Frente a las legislaciones fijas y explícitas se imponen regulaciones paralelas autogestionarias, lo que equivale a una permisividad elástica. El tanteo es una forma de conocimiento. La legalidad se mueve con la destreza de un contorsionista. Esto lleva a modos de operación bajo el principio de la gotera: la filtración, las pérdidas del sistema que permiten su aprovechamiento por medios alternativos, no hegemónicos, fuera del control estatal. Se trata de estrategias locales de supervivencia, el recurseo.2

   

— III —

LA EFICIENCIA DIFUSA

   

Terminar lo que se empezó no es una prioridad. Las cosas, las casas, los negocios, la educación, la salud, el esparcimiento; todo queda suspendido en algún momento, y la suspensión no se entiende como un fracaso. Es el permanente trabajo en proceso marcado por la experiencia de la cancelación sistemática. Desplazamiento en potencia. No hay apuro, el tiempo no está burocratizado. El tiempo está suelto y opera por saltos interrumpidos.

   

— IV —

LA NOCIÓN ERRÁTICA DE DISTANCIA
+ LO INDETERMINADO

 

Así como el tiempo está suelto, la distancia no está cuantificada y no tiene valor. La frase “aquisito
nomás” la hemos heredado de la Sierra. Allí podría significar que el destino está detrás de la montaña, atravesando el río, a dos días en lomo de mula. En Lima la distancia se multiplica por la
inexistencia de transporte público eficaz y lo impreciso de la señalética urbana. Aquí todos los paraderos se llaman “paradero”. Otra frase de indicación imprecisa es “a la vuelta” (a la espalda de donde estamos, o a tres cuadras a la derecha y detrás, o pasando la urbanización que está enfrente). La suma de ambas frases: “aquisito nomás, a la vuelta” sugiere normalmente entusiasmo. Hay entrenamiento y gozo en la experiencia de intercambiar mensajes intraducibles.

   

— V —

LA MANCHA URBANA

   

Llegar a Lima en un avión. Vista desde el aire Lima es ocre, o gris, completamente homogénea y plana en color y textura. Un desierto sobre el desierto. Sus bordes son inexactos. Ciudad espontánea como consecuencia de una explosión sin planeamiento, extendiendo sus límites sobre los vastos arenales que la rodean. Se diría que desde lo alto Lima es un escupitajo. Se le puede señalar pero no definir. Si se ingresa en ella y se le recorre aparece el gesto, el cuerpo, el dedo, la coreografía. Allí uno puede suponer que el intercambio no reside en la comunicación de contenidos.

En el video Dirección se utilizan ciertos procedimientos comunes a la puesta en paréntesis del sentido. El más notorio es neutralizar la explícita comunicación que propone entre alguien que pregunta y alguien que contesta. La intención de formular una proposición coherente es suplantada por un repertorio breve de señales gestuales del cual se puede extraer a lo más una pista, cuando no una neta desorientación. Las indicaciones adoptan la languidez de un signo inoperante. El que responde y el que atiende la respuesta quedan presos en un mandato fallido.

El segundo descubre que el lugar por el que pregunta oscila en la gran franja extendida entre ninguna parte y todas las partes. En cualquiera de los dos casos, está obligado a un desplazamiento continuo.

No importa divagar al infinito en un ámbito que de todos modos existe para mantener al sujeto apartado de sus objetivos, se trate de distancias o de sueños. Perder tiempo o ganarlo, llegar o extraviarse. Ya es tarea del que se desplaza encontrar en su nomadismo forzoso la cara de la posibilidad o la desolación.

Notas

*. Texto testimonial de la autora del video. Publicado en la web de la artífice.

1. Georges Didi-Huberman. Cuando las imágenes toman posición. Madrid: A. Machado Ed., 2008. p. 88.

2. Recursear, neologismo peruano que no existe en el diccionario de la Real Academia Española, significa conseguir recursos para, en muchos casos, sobrevivir. El recurseo es un tipo especial de emprendimiento por necesidad, pues parte de una persona que en lugar de mendigar o esperar la asistencia de instituciones, prefiere autoemplearse para sobrevivir, ya sea brindando un servicio o proveyendo un producto.

← Anterior
Siguiente →