MUNAY
Máximo Damián
anima las esculturas de Lika Mutal
2008
Video / 02:10'
Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio")
José Medina
Munay:
Máximo Damián
anima las esculturas
de Lika Mutal
20079
Video / 02:10′
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
EL ANIMANTE
GUSTAVO BUNTINX
Atesoramos en este mínimo video el registro conmovedor de los conmovedores sones con que Máximo Damián Huamaní (1936 – 2015) acompañó —activó, animó— las esculturas de Lika Mutal (1939 – 2016). Un hálito culminante para la exposición Del espacio sagrado, de las piedras soñadas, del munay, acogida por la Galería Lucía de La Puente en el sofisticado distrito limeño de Barranco, entre el 08 de noviembre y el 08 de diciembre del 2007.
La talla tan raigal de la neerlandesa Mutal —tan peruviana— fue un hurgar sin tregua en el alma contenida de la piedra. El violín telúricamente andino de Damián fue un despertar continuo del ánima pregnante en toda naturaleza, como bien lo supo intuir José María Arguedas, amigo entrañable del músico: el testamento del escritor imploraba que sus funerales fueran sublimados por los toques psicopómpicos de don Máximo. Cuyo segundo apellido —Huamaní— remite a la denominación quechua a veces asociada a las deidades que habitan y dan vida —animan— a los cerros.
No fue grabada aquella despedida musical, pero en cambio contamos con la filmación de la contribución de Damián a la comparsa de danzantes afroperuanos en la romería a la tumba de Amador Ballumbrosio, zapateador y violinista grande él también, pero de otras culturas nuestras, las de las tierras calientes de El Carmen y toda Chincha. ¿Todas las sangres?
Máximo Damián Huamaní
acompañando con su violín andino
la romería de danzantes afroperuanos
a la tumba de Don Amador Ballumbrosio,
en El Carmen, Chincha
(Escenas de la película
Kachkaniraqmi / Sigo siendo,
realizada por Arturo Corcuera entre los años
2012 y 2013)
(Fragmento tomado del canal YouTube
de PERUMUSICA)
Todas las sangres: en el otro acompañamiento registrado por nuestra Pieza del Mes se propone un diálogo otro, sinestésico. Una confrontación y abrazo, un contrapunto armonioso de sensorialidades, de sociabilidades, en apariencia tan diversas. Desde la materialidad misma de cada expresión distinta. El encuentro de esas dos vibraciones —la escultura erudita, la melodía popular— marca un momento de excepción para la comprensión nueva de nuestras entrelazadas existencias. Nuestra comunidad en construcción.
Gracias, muchas, a José E. Medina, por el regalo y la magia de esta captura.
Por su munay.
(Amor integral, empatía, en quechua).
Postdata
Quien hacia el final del video aparece, borrosa, es la propia Lika Mutal. Interesa, sobremanera, reproducir aquí algo de sus propios testimonios sobre los sentidos profundos de los conceptos expuestos:
“Como europea, se me enseñó que la piedra era un material sin vida, mientras que aquí en el Perú, en la tradición y el saber popular, la piedra está viva. […E]llo me fue confirmado de manera profunda por los sacerdotes andinos de la nación Q’ero cuando me dijeron, al ver las piedras de mi estudio, que cada una era descendiente directa de una montaña sagrada (apu) y compartía todas las propiedades de la montaña, y que se llamaban piedras ancestrales. Una piedra podía enseñarte la visión; otra piedra era una piedra de sanación y traería grandes bendiciones a la persona a la que esa piedra llegara. La piedra central de El ojo que llora es descendiente del Ausangate, la montaña sagrada tutelar de todas las naciones prehispánicas del Perú.
[…]
Crecí en una cultura en la que la gente llamaba paganismo a las primeras creencias religiosas. He llegado a reconocer esas creencias como la religión o espiritualidad de la naturaleza. Los sacrificios crueles de las religiones tempranas de la naturaleza han sido descartados, mientras que el munay o la inteligencia carismática y emocional del universo está allí para ser por nosotros descubierto”.
(Traducido de: Jan Garden Castro. “Listening to Stones. A Conversation with Lika Mutal”. Sculpture, nº 3. Marzo 2012. pp. 36-41).