ESCOLARES 1
1984
Acrílico sobre cartón / 80 x 84 cm
Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio")
febrero
2011
Ricardo Cassinelli
Escolares 1
1984
Acrílico sobre cartón / 80 x 84 cm
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
EL PAÍS QUE VENDRÁ
GUSTAVO BUNTINX
Ya a mediados de la década de 1980 había adquirido forma el proyecto utópico que entonces se denominaba Museo Alternativo y diez años después asumiría el nombre definitivo de MICROMUSEO. A principios de 1986 se realizó la presentación pública de sus postulados teóricos iniciales (Museo moderno / Museo alternativo, en el Primer Encuentro de Museos Peruanos) y la colección iba adquiriendo algunos de sus sesgos distintivos. Como los que cuatro años después marca la donación de una de las obras más emblemáticas de Ricardo Cassinelli: un artífice radicalmente desvinculado de la escena plástica quien, sin embargo, logra durante esos años producir un impresionante correlato visual a las altas tensiones que recorren a la República de Weimar Peruana (1980 – 1992).
El cuadro es significativo también por el hecho excepcional que con él Cassinelli había intentado su única aproximación al circuito plástico, presentándolo al concurso convocado en 1985 por el Banco Peruano de la Construcción (BANPECO) para pintores sin muestras individuales a su haber. No logró entonces distinción alguna (los premiados fueron Federico Esquerre y César Martínez Rojas). Y aunque el director de la galería (Franco Vella) procuró alentarlo ofreciéndole sus instalaciones como taller, Ricardo prefirió siempre mantener su línea retraída de trabajo casi secreto. Un vero arte de necesidad interior.
Aquel certamen dio lugar a la solitaria publicación hasta ahora existente sobre nuestro pintor. Una reseña crítica que me correspondió entonces escribir (bajo pseudónimo) para el diario La República (02 de mayo de 1985), donde lamentaba que no se le diera un reconocimiento mayor a la fuerza expresiva del cuadro allí presentado por Eduardo Tokeshi y a “la aspereza de un trabajo extremo y sin concesiones como el de Ricardo Cassinelli”. La descripción que entonces ensayé me parece todavía válida:
“A partir de una fotografía tomada en el centro de Lima el pintor esboza la semblanza de dos escolares pobres, resumiendo en sus rasgos a esa despreciada población mestiza que hoy hace suyas las calles de la ciudad y anuncia transformaciones mayores. El trasfondo del cuadro ha sido difuminado con brochazos toscos y blanquecinos que resulta imposible no asociar con la neblina limeña, pero que además aíslan y realzan a los uniformes grises, a los rostros y cuerpos obscuros de esas dos niñas y a la imagen en ellas sugerida del país que vendrá.
Un tratamiento pictórico más intuido que deliberado les otorga así una carga adicional de determinación y violencia contenida. Los colores casi planos y opacos, las desproporciones verosímiles, las líneas negras que aguzan las ya agudas facciones, hacen de éste un cuadro cuya insólita y brillante agresividad golpea como una pedrada en la frente de la complacencia artística hoy [1985] en plena boga”.
El país que vendrá. El país que ha llegado ya.