THE “WHY CHEAP ART?” MANIFESTO
2009
Serigrafía sobre arpillera plástica / 98 x 57 cm
Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio")
junio
2009
Bread & Puppet
(Reedición del Museo Hippie y la Galería Júpiter)
The “Why Cheap Art?” Manifesto
2009
Serigrafía sobre arpillera plástica / 98 x 57 cm
Colección MICROMUSEO
(“al fondo hay sitio”)
ARTE BARATO
GUSTAVO BUNTINX
“Edición facsímil de un manifiesto del año 1984 de la compañía teatral Bread & Puppet,
impresa sobre bolsa de arpillera plástica.
Tiraje 200 ejemplares.
Esta pieza es un homenaje al movimiento hippie en el mundo
producida por el Museo Hippie de San Marcos Sierras
y la Galería Júpiter de La Cumbre
en mayo del año 2009”.
(Texto explicativo de los editores del grabado)
Mérito especial de la Feria de Arte de Buenos Aires (arteBA) es la amplitud generosa que le permite cobijar un rango impresionante de apuestas culturales. Incluso algunas que abiertamente cuestionan ciertas lógicas mercantilistas en las estructuras funcionales del mercado plástico (la redundancia es deliberada).
Como esta reelaboración incisiva del Why Cheap Art? Manifesto: una simple pero poderosa serigrafía adquirida allí por MICROMUSEO a un precio coherente (menos de catorce dólares), coherentemente financiado por una donación que prefiere mantenerse anónima.
La coproducción de la pieza es iniciativa de la Galería Júpiter y del Museo Hippie, respectivamente de La Cumbre y de San Marcos Sierras, dos pueblos en la zona rural de Córdoba (Argentina) conocidos por acoger estilos alternos de vida. Testimonio de ello es el peculiar espacio en que Daniel “Peluca” Domínguez acopia y exhibe la memorabilia más diversa (arte y artesanía, discos y fotografías, libros y recortes, decenas de pipas) buscando construir la “historia ilustrada del hippismo”: un movimiento que él asocia a Diógenes y a Lao-Tse, a Cristo y a San Francisco, a Thoreau y a Gandhi… tanto como a Castaneda y a Spinetta y a Marley. Et ceterae: los videos en YouTube pueden dar mejor idea del espíritu y la letra (también musical) de este emprendimiento tan personal.
Resulta así fácil entender las motivaciones tras el rescate y difusión del Manifiesto de arte barato, publicado en 1984 por la compañía Bread & Puppet de Peter Schumann: ese ya mítico proyecto de arte total que tras iluminar las más importantes protestas callejeras contra la guerra de Vietnam se instaló en los campos de Vermont para desarrollar entre granjas, universidades y bosques sus propuestas contraculturales de performance y de comunidad. Una exploración altamente politizada de lo circense y de lo festivo para cuestionamientos tanto artísticos como sociales. El resultado es una larga historia de espectáculos e intervenciones, culminantes casi siempre en el simple acto de compartir con los espectadores algo de pan —y de ajo, y de aceite. Como en una eucaristía elemental. Primordial: la vuelta del arte a los sentidos primeros, a las sensaciones primarias. Y a sus esencias éticas.
Sin duda todo ello se relativiza y adquiere otros matices al reeditarse en contextos y tiempos más nuestros: atención a la ambivalencia del gesto que rescata en este documento de tiempos idos un resto de utopía. Como en un rapto de nostalgia prospectiva. Pues no se requiere coincidir con cada una de las posiciones del Bread & Puppet —y del Museo Hippie— para apreciar sus vigencias expresivas. Y la crucial urgencia de sus alientos mayores: contra la estupidez y el odio y la guerra, contra la intoxicación y la destrucción del planeta. Contra el fetichismo de la mercancía. Un arte accesible y bueno como el pan bueno. Un arte casero.
Tales actitudes adquieren especial relevancia al revisarlas desde los trances actuales de la producción que se quiere alternativa en la plástica peruana. Una escena hoy enfrentada al más arduo de sus retos: tras sobrevivir y superar décadas de marginalidad y/o censura, cuando no de persecución abierta, el arte que llamábamos crítico corre finalmente un riesgo mayor. El de verse avasallado por la consagración paradójicamente acrítica que ahora le depara el propio sistema institucional y el mercado antes confrontados.
Una cooptación económica y social que MICROMUSEO fricciona mediante gestos tan mínimos como la adquisición y puesta en valor (no en precio) de las múltiples elocuencias inscritas en esta particular Pieza del Mes. Desde el contenido textual de sus lemas hasta la carga conceptual de sus procedimientos. Incluyendo la edición inconsulta —pero respetuosa— de ideas y textos ajenos para su circulación multiplicada de costo mínimo.
Coherencias articuladas además a un sentido de la forma que respeta la tipografía polimorfa y el idioma inglés del original, para de inmediato potenciar el criterio de esas inscripciones mediante el material escogido para su impresión: la materialidad rústica y al mismo tiempo (post)moderna de una ordinaria bolsa sintética de arpillera plástica, trastornada así de utensilio de cocina y de compras domésticas a soporte insólito para un arte excéntrico. Y radical.
Dos valores —la excentricidad, la radicalidad— que procuran también recorrer las derivas de MICROMUSEO.
El título en castellano de esta Pieza del Mes simplifica el nombre del manifiesto.
Lo que sigue es nuestra traducción de ese documento histórico, completa y casi literal.
Los altibajos tipográficos intentan evocar los del original: