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BUENA NUEVA

Contemplaciones ante una epifanía
de Fernando de la Jara

(Texto: Gustavo Buntinx)

25 de diciembre

2022

Fernando de la Jara
Sin título
[Epifanía / Sagrada familia]
ca. 1973
Óleo y pan de oro sobre madera /
/ 50 x 30 cm, aprox.
Colección privada, Suiza

BUENA NUEVA

CONTEMPLACIONES ANTE UNA EPIFANÍA
DE FERNANDO DE LA JARA

(Para una historia
distinta, alterna
—ESPIRITUAL—
del arte peruviano)

En estas navidades, tan arduas, el artífice Fernando de la Jara
nos ha compartido una conmovedora obra juvenil suya.

Un cuadro tan sobrio como precioso, realizado hacia 1973,
un par de años después de su conversión a la fe genuinamente sentida
tras una experiencia epifánica durante la Eucaristía.

La obra es tan sugestiva en su construcción conceptual
como en su elaboración pictórica.

Un juego de representaciones dentro de la representación,
cuadros dentro del cuadro, cuyo vórtice esencial es un espejo.
Donde el espectador
—en primer término, el pintor mismo—
se ve reflejado
—contemplado—
en los ojos cerrados de la Virgen.
Y en los abiertos, expectantes, del Niño.

Atención a la presencia-por-ausencia de San José,
en la camisa que a la izquierda cuelga.
Sin cuerpo.

Pero atención, además, al altar austero
insinuado en el bodegón popular bajo esa m(p)aternidad sacra.

Con el sutil
—crucial—
juego de los cerrojos
—abierto / cerrado—
en la maleta
—la migración—
que sirve así de ara.
Sostenida por una frágil caja
de maderas carcomidas,
con pintura salpicadas.
Manchadas.

Y atención, también, a los baratos cartones figurados
al lado de los oros fácticos del marco.
O a las fotografías y estampas, también pintadas.
O al peine. O a la cinta.

O al bordado.
O a la aguja
(HE ALLÍ A FERNANDO).

O al humilde tazón.
Despostillado.

O al cirio,
que espera ser
otra vez
encendido.

O a la caligrafía y el soplo de los textos
(Isaías, el profeta mesiánico;
San Lucas, el evangelista pintor
…de María).

Atención, sobre todo, al aire,
el aura,
inscritos por doquiera.
Incluso en el modesto vidrio azogado,
en su biselado ornamental que aquí deviene alegórico.

Alegórico:
Los modelos carnales de esta composición prodigiosa
fueron la esposa y el hijo primogénito del artífice.

Sus modelos artísticos eran bocetos propios
del hijo y la esposa del sacristán
que albergó a De la Jara cuando, hacia 1966,
él realizaba el mural de una iglesia jesuita
en los suburbios marginales de Lima.

Los modelos espirituales, claro,
eran los de la Sagrada Familia.

A la que esta noche volvemos a contemplar
procurando otra vez una mirada de Esperanza.

Como la del Niño que nos la devuelve
desde la piel pictórica de un cuadro que deviene,
así,
superficie reflectante.

En más de un sentido.

 

Coda

Aunque excepcional,
esta obra no es una excepción.

Otras imágenes de vocación comparable asoman,
soterradas,
en nuestra tradición contemporánea.

Está por articularse la historia distinta,
alterna
—ESPIRITUAL—
del arte peruviano.

Cómo no tener veinte años
para dedicar veinte adicionales
a esa otra narrativa.

Esa Escritura Otra.

Visionaria.

(Gustavo Buntinx)

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