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EL CRISTO DE LA DISCORDIA (II)


Nuevo manifiesto
contra la violentación del Morro Solar de Lima

17 de junio

2011

PREVIO

El presidente del Perú, Alan García Pérez, agota los últimos días en el gobierno
imponiéndole arbitrariamente a la ciudad sus delirios monumentales:
una trillada escultura de proporciones y efectos megalómanos
(treinta y siete [37] metros de altura, veinte [20] juegos de luces),
que ya el ingenio popular ha empezado a denominar el Cristo de la Discordia.

Pero crecen las expresiones razonadas contra esa política de hechos consumados
que violenta la historia y la naturaleza del Morro Solar en el distrito limeño de Chorrillos.
Reproduzco a continuación otro de los manifiestos que sobre el tema circulan en la red.

 


CONTRA LA VIOLENTACIÓN
DEL HISTÓRICO MORRO SOLAR

Sin que medie consulta técnica alguna ni concurso público, el presidente Alan García ha ordenado imponer en el Morro Solar de Chorrillos, Lima, un Cristo gigantesco que remeda al del Corcovado en Río de Janeiro. Ante este acto ilegal que violenta uno de los espacios más emblemáticos del paisaje urbano y natural de Lima, manifestamos lo siguiente:

a) Los gobernantes no son dueños del espacio público y no pueden hacer con él lo que les da la gana. Los gobernantes deben generar una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones y deben ser los principales articuladores en la búsqueda de consensos políticos. Desde su Título Preliminar, el Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales que rige como ley mandatoria en todo el país, se establece el derecho inalienable de los ciudadanos “a la preservación del paisaje y la naturaleza”, precisándose además que “todos tienen el deber de conservar dicho ambiente”. Las autoridades tienen que ser las primeras en cumplir la ley sometiendo a consulta técnica y a concurso público cualquier intervención en el espacio de todos. La ciudad es de la ciudadanía, no de los gobernantes de turno.

b) Desde los tiempos prehispánicos y coloniales, el Perú es un país rico en simbologías religiosas que han respetado su contexto integrándose al paisaje con sensibilidad y mesura, como es el caso de tantas huacas y las llamadas cruces-de-camino. El despropósito de García es un acto de desprecio a esa tradición propia, reemplazándola por grandilocuencias retóricas que empobrecen no sólo a la ciudad sino además a la espiritualidad genuina. Es el propio sentimiento religioso el que se ve agraviado por esta manipulación grotesca.

c) Las imágenes que hasta ahora se han difundido de esta infeliz iniciativa ponen en evidencia su extrema pobreza artística, agravada por la megalomanía implícita en sus dimensiones extravagantes. Esto atenta contra todo sentido actual y democrático de lo que deben ser las intervenciones urbanas, particularmente en zonas tan cargadas de valores históricos y naturales como el morro que define a la gran bahía de la ciudad, sobre el que además se libró una de las batallas decisivas de la Guerra del Pacífico.

d) No podemos continuar construyendo nuestra modernidad sobre la base de imitaciones y copias. Las distintas ciudades del mundo son atractivas por sus particularidades locales y una capital como Lima (y un país tan pleno como el Perú) no debe perder su identidad improvisando versiones degradadas de monumentos de otros contextos.

e) En el Perú existen importantes artistas y colectivos culturales de primer orden que casi nunca son convocados por las autoridades existentes para enriquecer el espacio público con la potencia de sus símbolos. La ausencia de políticas culturales ha generado una perversa inercia en las autoridades que se han acostumbrado a trabajar al margen del sector artístico, favoreciendo intereses particulares para dudosos emprendimientos monumentales. Una escultura como la que se pretende imponer hoy en la ciudad ofende a nuestro trabajo y a nuestra creatividad.

f) La imposición en la ciudad de esta imagen trasnochada de Cristo responde a una tradición autoritaria. Rechazamos tajantemente tales hechos y aspiramos a que los nuevos gobernantes corrijan tales actitudes, comenzando a construir una verdadera cultura cívica en el país.

Lima, junio del 2011

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